Capitulo 2.-

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Hola gente, aquí les traigo el segundo capitulo, espero sea de su agrado. =)


Capítulo 2

Manuel llevaba horas sentado en aquel mirador que se hallaba cerca de su casa, solía acudir ahí cada vez que su padre lo corría, o bien, cada vez que no soportaba la pena y quería llorar. Esta ocasión no era una excepción, se sentía tan jodidamente mal como tantas otras, el cielo se tornaba cada vez más gris, pero a él parecía no importarle, se mantenía ahí, quieto, inmutable, con una postura rígida y los puños apretados. Su rostro era un verdadero desastre, la inflamación en su ojo izquierdo le impedía abrirlo y pronto adquiriría un tono púrpura, su labio inferior no estaba en mejores condiciones, había sido tal el impacto del puño de Martín contra su boca que había logrado partirle el labio inferior.

¡Dios, lo amaba tanto! ¿Por qué el argentino no podía verlo? ¿Qué tenía Miguel que él no tuviera? Obviamente eran personas diferentes, demasiado diferentes, quizás la alegría y espontaneidad del peruano era lo que lo hacía tan especial a los ojos de Martín y a los ojos de la vida, por qué una vez más le quedaba en claro que, Miguel merecía ser feliz, en cambio él... Apretó sus puños con fuerza dejando salir ese llanto que durante horas reprimió, lloraba por Martín, por el abismo que se había instalado entre ellos, lloraba por sí mismo, por ser tan tremendamente estúpido y, lloraba por Miguel, por qué en ese preciso instante lo odiaba con la misma intensidad que lo amaba.

Horas antes.

Las vacaciones de invierno ya habían finalizado, era sábado, y algunos compañeros organizaron una fiesta, la cual se llevaría a cabo en la casa del argentino. Manuel se observaba en el espejo por enésima vez, algo en su cabello no lo convencía, pese a estar peinado exactamente igual que a diario no le gustaba. De reojo miró la hora en el reloj de pared de su habitación. "Por la cresta, se me hizo tarde." Chilló mientras se colocaba una chaqueta encima y tomó su teléfono celular, salió con prisa de casa, sus ansias por ver a Martín desbordaban los límites.

Miguel lo esperaba afuera, no le agradaba entrar cuando estaba presente el padre de Manuel, no creía poder tolerar una falta de respeto por parte de ese hombre hacia la persona que tanto amaba, cuando algo le resultaba injusto no podía hacer la vista gorda y guardar silencio. De pronto alguien le cubre los ojos con las manos, no se asustó por eso, muy al contrario, una inmensa sonrisa se estampó en su rostro. Sabía que era Manuel, la textura áspera de sus manos la conocía de memoria.

- Hasta que llegaste huevón. - Posa sus manos sobre las del contrario aprovechando de acariciar con las yemas de sus dedos los nudillos callosos de este.

- No le pongai color tampoco. - Cierra los ojos por la sensación de vértigo que aquella caricia provocó en su estómago.

- Martín me ha bombardeado con mensajes. - Ríe divertido al imaginar la impaciencia del rubio.

- Que se espere po. ­- Se encoge de hombros restándole importancia, retira sus manos del rostro de su amigo para guardarlas en el bolsillo de su chaqueta.

- ¡Huy, Manu, se ha despertado tú lado malvado! - Le da suaves codazos en uno de sus brazos.

Ambos jóvenes se miraron con complicidad para luego echarse a reír, así eran ellos, tan solo una mirada bastaba para entenderse, podían leer al otro como si se tratase de un libro abierto. Caminaron hasta el paradero mientras hablaban de cosas triviales, nada de importancia, solo tonteras que se les venían a la mente. Durante el trayecto en autobús iban en silencio, Manuel miraba por la ventana ya que adoraba el paisaje nocturno y Miguel se recargaba sobre el hombro del chileno, él adoraba disfrutar al máximo cada segundo a su lado, más si de por medio había algún tipo de contacto físico.

"Tú + Él = Yo"Where stories live. Discover now