Capitulo 17.-

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Hola!!! Al fin les traigo un nuevo capítulo, espero que lo disfruten. Ahora toca ver a Gilbert en acción :)





Capitulo 16.

Manuel cayó al piso y sus oídos zumbaron a causa del estruendoso sonido de un disparo, un fuerte boon y vio como la bala impactó contra la frente del hombre que lo sostenía. Por la oscuridad no lograba ver nada más allá de su metro cuadrado, pero no había que ser muy inteligente para deducir que todos a su alrededor estaban muertos, exceptuando su amigo mexicano.

— ¿Están bien? —Se colocó en cuclillas quedando a la altura de Manuel—. Ahora sostienes una doble deuda conmigo—. Apuntó con la potente linterna el rostro del menor.

No pudo responder, tampoco moverse, en respuesta a la potente luz apretó sus ojos con fuerza. Un hombre acababa de morir frente a sus ojos y se sentía tan jodidamente mal. El aroma a pólvora entre mezclado con el intenso aroma de la sangre inundaron sus fosas nasales provocándole unas insoportables náuseas. Con las pocas fuerzas que le quedaban apartó al prusiano de su lado, rápidamente volteó y vomitó.

— Manu, ¿estás bien? —Pedro, preocupado frotó la espalda del menor. Se sentía tan culpable, el chiquillo tuvo que presenciar todo aquello por su culpa.

—¡Estos críos de hoy en día no aguantan nada! —Exclamó Gilbert con burla—. Los dejaré en sus casas, puede ser peligroso quedarse solos aquí.

Con ayuda del mexicano, Manuel se puso de pie avanzando a paso lento hasta el auto del prusiano. Ambos chicos se acomodaron en los asientos traseros, Pedro aprovechó la instancia para abrazar al chileno, el cual no dudó en acurrucarse entre sus brazos. Gilbert, observaba la escena por el espejo retrovisor, mantenía una expresión burlona en el rostro sin embargo, la preocupación crecía segundo a segundo.

De ante mano sabía que Pedro no hablaría, sabía perfectamente lo que pasaba con los soplones. Su preocupación era Manuel, era solo un chiquillo, estaba aterrado y él era el causante de su estado, lo veía en su mirada. Las posibilidades de que el chileno hablase eran elevadas, necesitaba pensar un modo para mantenerlo callado.

El ambiente era tenso por lo que el trayecto fue silencioso e incómodo. Gilbert encendió el estéreo de su auto colocando música clásica ha elevado volumen, la idea era minimizar la incomodidad. Manuel de reojos lo observaba, ese hombre le resultaba aterrador, acababa de asesinar a esas personas y ni se inmutaba. ¡Era el mismo demonio!

— Baja—. Ordenó autoritario una vez estacionó en la entrada de la ciudad. Ambos chicos estaban dispuesto a hacerlo, Pedro bajó sin embargo, cuando Manuel quiso acerlo lo detuvo—. Tú no, Manuel.

—Pero... —Su labio inferior comenzó a temblar violentamente.

—No estás en condiciones de caminar, te dejaré en tu casa—. Giró su cuerpo para mirar al chiquillo.

—Esta bien—. Cerró la puerta del vehículo e hizo una seña al mexicano, el cual, preocupado siguió su camino.

No volvieron a pronunciar palabra hasta llegar a la casa del chileno. Gilbert estacionó a un costado de la calle y bajó junto al chico, por ahora no pensaba dejarlo solo, necesitaban hablar y aclarar algunos puntos. Manuel, solo deseaba encerrarse en su habitación, dar leves golpecitos contra la pared y que Miguel acudiera a consolarlo. Fundirse entre sus brazos era todo lo que necesitaba para sentirse un poco mejor.

Inevitablemente miró hacia la casa de Miguel, las cortinas estaban abiertas permitiéndole ver el panorama familiar en la sala. Ignorando la presencia del prusiano se sumergió en aquella escena, veía a Miguel reír junto a sus padres, su hermano y junto a Martín. La angustia comenzó a repartirse por todo su ser, todo lo acontecido en el último tiempo se le juntó y explotó. Se rompió frente a Gilbert y no le importó, dejó el maldito orgullo de lado permitiéndose romper en llanto.

"Tú + Él = Yo"Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang