Sweater

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Al ritmo de Sweater Weather, enloquecía la diminuta cordura que se aferraba en las puntas de sus dedos, tratando de no asfixiarse en el volante pero negándose a vivir meramente un instante. Hacia demasiado calor adentro aún si diluviaba afuera, y mientras más cerca estuvieran, más intenso sería el clima, tanto como para congelar el alrededor a pesar de estar a más de 40° de temperatura. Porque de alguna manera, alguno fingiría estar congelándose, todo con tal de deslizar sus manos debajo del suéter y encender una llama que estaba ya viva.

Porque ambos tenían un pensamiento en común, un lugar en común, un deseo que perpetraba más allá de lo que sus bocas dirían, empero, realizarían sus delirios sin duda sobre la otra. Sin camisas, una casa, un clima que solo ellos podrían calmar; lo abrigaría entre su suéter, para luego hacer que lloviera sobre ellos en un intento de extinguir el infierno que yacía entre los pecados mutuos y deseosos.

Tan cerca, y a la vez tan lejanos al resultado que compartían celosamente en secreto.

Sin embargo, solo es algo fugaz al momento de colocarlo en perspectiva, puesto que ninguno de los dos es capaz de envolverse más allá de los sentimientos que la propia canción inspira, no de una manera que podrían realmente conocer, ya que a pesar del silencio del viaje durante esos minutos, podrían apostar que había un corazón latiendo más fuerte que el otro por una canción, la cual, poseía una magia que hacía temblar al alma misma.

Más es cómodo ignorar una realidad que podía resultar incómoda.

«Llegamos» articuló la palabra antes que un pensamiento coherente sobre la plática casi extraviada que llevaban. «Procura no volver a intentar crear un combustible orgánico» pidió más como favor que como advertencia, dado a la gran intuición de que, probablemente en un futuro más cercano que incierto, trataría de volver a probar la eficacia de dicho producto no aprobado.

Cuando le vio hacer un movimiento nervioso con sus manos, al igual que su sonrisa tan frágil y transparente, supo que estaba siendo demasiado asertivo al igual que permisivo. Sabía que cuando volviera a ocurrir, aceptaría ayudarlo, con una simple excusa que yacía en su mente en cada escenario imaginario que creaba en los pocos huecos de su día.

"Está de camino a mi trabajo".

Hecho variable, dado a la probabilidad del trabajo con el que comenzaría el día, puesto aun si pudiera aprenderse todos sus horarios, cosa que sabía, con él era imposible memorizar siquiera una frase completa. Porque a veces estaba tan calmado, y en otras, le hacía sentir que era un torbellino de caos incoherente.

"Nos vemos después, Larry".

Era las palabras que creía haber escuchado, o tan solo las imaginó cuando los labios ajenos besaron su mejilla y huyeron antes de que pudiese darse cuenta de su propio congelamiento.

Adentro estaba hirviendo, pero cuando su cuerpo quiso huir hacia las afueras, se petrifico por lo gélido de la intemperie en ese acto ingenuo.

Peace, Love and WorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora