Tranquil

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Tranquilo.

Es una palabra que ya no podría describirlo por más que intentase estarlo. La diferencia del ahora con el antes, es que ya no quiere estarlo en su totalidad, porque reconoce, de una manera penosa y recóndita, que la intranquilidad nacía por pocos factores, los más comunes, lo que a todo mundo le podría afectar, junto algunas peculiaridades ligadas a su falta de descanso, y el más raro de todos, el hecho que más importaba ahora en su cabeza, era aquel que se coronaba con el nombre de Steve Small.

Recordar cualquier detalle de su persona, hasta la más minuciosa, lo enloquecía, porque ya no era algo que estaba controlando, tan solo ocurría. Se encontraba a sí mismo pensando en él, detallando cada cosa que le gustaba con sus manos en el aire, como si póyese el mármol donde moldearía cada recuerdo y especificación de su persona hasta que su figura estuviera lista para cualquier exposición que sus torpes palabras pudieran ofrecer. A veces esto podría tardar durante todo el día, y en otras, solo sería cuestión de segundos; lo que importaba es que era una pieza de arte constante, la cual, comenzaba a llenar la galería de sus pensamientos.

No negará que era aterrador, tantos sentimientos que no logra reconocer, y de igual modo, siente, de una manera tan imponente que podría mostrar cada uno de ellos con tan solo expirar un color representativo de sus emociones inquietas y dudosas.

Lo único que podría entender, es que todo su ser era una enorme gelatina: tembloroso, lleno de nervios y algo que no se podría calificar como una sola cosa.

Inhaló, exhaló, trató de expirar todo lo que tuviera que ver con eso.

Cosa que era imposible.

Mientras existiera esa entidad que confundía cada vibra de su persona, no existía poder que lo hiciera sentir como antes.

Era alguien intranquilo, dudoso, confundido.

Características que cambiaban cuando estaba completamente a su lado; en el momento en que estaban juntos, se sentía maduro, sensato, seguro. Era quien podría hacerlo entrar en sus cabales a pesar de no tener los propios, pues sí bien a veces no existía una armonía en su persona, podía crear una en el contrario, cosa que notaba, porque cuando lo veía, podía saber, sin manera posible de explicar, como se sentía, que sentía, que quería. No era como acabar la frase del otro, o una frase que ya se haya escuchado en muchas de las películas que ha visto en el cine por encima en su trabajo; era una manera real, en la que se es incapaz de saberlo todo, como a la vez, es imposible intuir lo que necesitaba antes de que pudiese hablar.

¿O eso era lo que su persona sentía y reflejaba hacia el otro?

Ajeno.

Ahora no sabe siquiera quién es entre tantos pensamientos, ahora no sabe si su persona es completamente lo que creía, o si de cierta manera, era alguien quien apenas descubría.

Steve lo estaba volviendo loco, lo volvía cuerdo.

Peace, Love and WorkDär berättelser lever. Upptäck nu