Movie night

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«Laurence, nosotros no podemos seguir con esto».

Larry no comprendía esa oración, y de igual manera, sus palabras perforaron hasta lo profundo de su corazón.

"Creo que...ya no debemos vernos".

¿Por qué de repente todo lo que tenía sentido dejo de tenerlo? ¿En qué momento las cosas cambiaron? Sus sentimientos dolían, y una parte de su interior se vació, dejándolo con la sensación de haberlo tenido todo y en algún momento, haberlo perdido a la misma velocidad que lo poseyó.

Solo pudo verlo marcharse, sin ninguna palabra de su parte, ya que por más discursos que pudiesen recitar sus labios, había enmudecido. No existía algo que lo pudiera detener, ni siquiera su propio cuerpo, dado que toda su existencia carecía de algo que lo impulsara a seguirlo; quizás era el dolor, o la confusión que lo abismaba, tal vez era la constante sensación de que tal declaración le perforaba a cada tanto el corazón. Probablemente era el haberse dado cuenta de la influencia del otro en su persona.

Ahora es un desconocido que no sabe en qué punto dejo de conocerse.

Por lo mismo es que no sabe siquiera como pudo seguir pronunciando su nombre, o cómo era capaz de realizar las mismas cuentas que lo han seguido por años, hasta el hecho de estar moviéndose para atender a los clientes era un completo misterio. Porque el mundo se movía demasiado lento, y el sentía que iba demasiado rápido para comprenderlo; nadie era capaz de estar a su ritmo, al grado de descomponerse y ser el quien iba a un ritmo apagado.

¿Cuándo las cosas se convirtieron en un acertijo agobiante?

«Necesitas un descanso» es la primera frase que capta sus oídos en lo que resta del día, llevando su mirada pesada a la dueña de tal recomendación. «No sé qué es lo que pasó, pero no puedes trabajar así».

Le parecía tan peculiar como ella resultaba conocer más de su persona.

«Necesitas una distracción. Ven a mi casa, haremos una noche de películas».

Aunque el mundo carecía de razonamientos, comprendió que detrás de esa invitación existía un motivo que no descifraba; y realmente, no deseaba siquiera saber las verdaderas intenciones que existen tras esta. Temía que al conocerlas, deseara huir, porque sabría que se sentiría incapaz de realizar cualquier acto de valentía que le recomendara, sin importar cuanto bienestar conllevara este.

Es un niño asustado al que le hicieron trizas su corazón.

Tan solo asintió, obediente. Estaba tan ajeno de esa situación que solo era un títere de la situación.

De cierta manera, su autonomía desapareció junto a la voluntad o el anhelo de hacer algo fuera de lo común; era una hoja en blanco que acabo por ser desecha cuando la tinta de sus mayores temores cubrió cada parte de su esencia.

«Ven aquí, cabeza dura».

Un cálido acto lo envolvió, convirtiendo la confusión en un mar que golpeó con tal fuerza que sus lagrimales dibujaron ríos sobre su rostro; es entonces cuando el dolor por fin salió.

Peace, Love and WorkWhere stories live. Discover now