Haunted house/cemetary

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¡Una casa embrujada!

Debía admitir que estaba atónito, no consideró el enorme talento del contrario hasta ahora que su ser lucía diminuto a comparación de la estructura intimidante; los colores oscuros y escabrosos, junto a la probable inestabilidad que reflejaría cuando todos estuvieran adentro, la volvía digna de una película de terror. Limpió lágrimas exageradas de su rostro al sentir el orgullo oprimiendo cada extremo de su delgado pecho.

Ahora el gimnasio era el escenario ideal para una fiesta de susto.

«¿Qué está sucediendo aquí?» la voz del director Brown solo lo hace soltar un grito inesperado, lo cual lo vuelve el objetivo de respuestas. «Mr. Small, ¿por qué el gimnasio parece un cementerio?»

«Casa embrujada» la voz indiferente de su estudiante solo lo hace reír con nervios, jugando mutuamente con sus dedos.

Ante la mirada fija de su superior, solo es capaz de sonreírle tembloroso. «Nosotros―, yo―» observó a todo lugar posible, incluso intentó encontrar un apoyo en su mejor amigo quien solo se hundió en hombros. «Creímos―».

«La señorita Simian dijo que era una gran idea, incluso mencionó que solo a alguien tan brillante se le ocurriría hacer esto» la voz de Rob ahora lo mantiene confundido, ¿en serio sucedió eso?

Verlo tan pensativo le brindó alivio, aunque su corazón parecía querer parar cuando una objeción se acomodaba en sus labios.

«Por supuesto, le dijimos que todo esto fue planeado por usted» ¿acaso lo veía sonreír con seguridad? «Así que ha considerado darle una oportunidad más, después del desastre que ocasionó...».

No entendió qué sucedió, y su compañero permaneció de igual manera hasta que el menor bajó de su plataforma de construcción.

«¿Pero qué―?»

«Ellos tuvieron una discusión hace unos días atrás, lo vi todo desde la cámara de seguridad de la escuela» la manera tan banal en que resumía la situación lo impresionaba. «Así que creerá todo hasta su cita, que finalizará cuando sea medianoche, la hora final de la fiesta para la petición de dulces».

«¿Cómo sabes todo eso?» Moonchild le arrebató la pregunta que murió en su boca.

«... ¿No debería ir a invitar a la enfermera?»

Estaba aterrado como impresionado.

Con base a las insistencias de los contrarios, terminó por presentarse en uno de los restaurantes que haría su sueño realidad, o algo cercano a ello; cogió una gran bocanada de aire que mantuvo en sus mejillas, inflándolas mientras acumulaba, según su pensamiento, todo lo negativo para que saliera cuando estuviera en la barra, donde esperaba su aún no confirmado acompañante. Quien, al parecer, le robó todo intento de valentía sin que se diera cuenta.

«Bienvenido a― ¿Steve?»

No quiso ver su expresión, por lo cual cerró sus ojos para tan solo soltar todas las frases incoherentes hasta que una pudiera, dura apenas, pedir lo que tanto anhelaba desde que su alocado corazón habló más que su poca razón; sintió tantas emociones en esos segundos, que cuando sus manos fueron tomadas, volvió a sentir alivio.

Peace, Love and WorkWhere stories live. Discover now