Ring

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Sus manos se entrelazaron, y antes de que su temor pudiese hablar, se encontraron uno encima del otro, mirándose de una manera tan dócil que ninguno podría pronunciar un alto ante su evento; los juegos fueron inocentes en un principio, pero cuando se adentraron en la noche, ocultándose del día, sus acciones subieron de clasificatoria en busca de parar el tiempo en un atrevimiento. Los dedos contrarios sostuvieron su cadera, mientras que los propios se sujetaban con fuerza en sus hombros, intentando que el acto no se volviese más osado de lo que el mismo podría soportar.

¿Qué tan difícil era actuar normal?

Al parecer, lo suficiente como para exagerar un reto propuesto por un blog de verdad o reto.

Solo bésalo.

Dos palabras que no dejaban de repetirse desde que Larry había aceptado ser partícipe de una travesura que se excusaba con la oración "solo es un juego". Mordió sus labios, tratando de evitar que cualquier ruido de emoción/frustración saliera, evidenciando lo inexperto que se sentía ahora que lo tenía todo; más esa acción se esfuma cuando las palmas ajenas se colocan en sus mejillas, atrapándolo entre las inseguridades que ahora se marchitaban ante su intervención.

«¿Necesitas ayuda?»

Asiente, seguro como temeroso de su decisión.

Su coleta de caballo es desecha, y cuando su cabello largo cae tras sus hombros, puede sentir la curiosidad en las manos ajenas mientras sus bocas se acercan; una sonrisa nada disimulada se forma, y antes de que él pueda pensar un segundo en ese plan, sus brazos lo rodean en un intento de verificar que ellos son reales mientras se besan. Es en ese momento que duda sobre toda la existencia, o al menos, aquella parte que jura que es imposible sentir como las vidas se conectan, porque mientras más tiempo sus labios se compartan, más desean la esencia del otro. Necesitaba su naturaleza combinándose con la propia.

Justamente como ahora, que han olvidado lo esencial del juego y se ven incapaces de separarse cuando están demasiado lejos de la realidad, sobretodo, cuando tratan de descubrir las desconocidas características que solo el tacto podría describir de sus cuerpos.

Temblor, amor, pasión; Steve se derretía en la boca de alguien a quien claramente llamaría con desesperación, si no fuera porque, de alguna forma, temía a que solo esos sucesos estuvieran en su cabeza. Era tanto el deseo que la propia inseguridad lo volvía un miedo anhelado.

Antes de que siquiera pudiera pensarlo, se encontró de nuevo en el tiempo actual donde sujetaba un viejo cojín, al que besaba como si se tratara del hombre que le gustaba.

No podía creer siquiera lo que ocurrió hace unas cuantas horas después de ese último reto.

Sin embargo, todo lo bueno debe acabar en algún punto, como las velas que iluminan la habitación principal de su hogar, dando la indicación que lo mejor será dormir y evitar caer por las escaleras, otra vez.

O era la idea hasta que vio aquel dorado anillo tirado en el suelo.

Peace, Love and WorkWhere stories live. Discover now