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La madre de Richie había muerto, y su padre se había casado con otro hombre para sanar su dolor. Así descubrió que no la amaba realmente, y que permaneció con ella para no lastimar a Richie.
Él amaba a su padre. Lo amaba y lo admiraba muchísimo, era su mayor ejemplo a seguir y el único (aparte de Bill, ahora) que sabía de su amor hacia Eddie. Al llegar de la escuela o de juntadas con sus amigos, el hombre solía preguntarle acerca del niño Kaspbrak y Richie, como siempre, le respondía con alguna autoburla de la cual ambos se acababan riendo por horas.
Pero también sabía que no podía ayudarle. No podía cambiar la mente de todo un pueblo y tampoco podía accionar con la madre de Eddie, porque sabía que no acabaría nada bien.
— Estoy jodido. Súper jodido. —se murmuraba a cada rato, sentado en su butaca.
De vez en cuando, miraba a Eddie de manera pecaminosa. Él estaba sentado delante de él de forma diagonal, dándole el mejor ángulo para poder ver su tierna carita con esas abultadas mejillas concentrada en la clase, y el resto de su cuerpo. Prestaba atención a cómo jugaba con el lápiz en su mano y, eventualmente, mordía suavemente la punta, así como observaba sus invisibles pecas. Ningún gesto o movimiento suyo pasaba desapercibido para el bocazas.
Miró sus labios, rosados y tentadores. Se preguntó qué se sentiría besarlos. Tal vez, serían la cosa más dulce que Richie habría probado en su vida. Ese pensamiento hizo que su mirada se perdiera por completo en Eddie, no existía nadie más, sólo Eddie.
— ¡Tozier! —exclamó la arrugada profesora, golpeando su escritorio, llamando rápidamente la atención de Richie— ¿Está prestando atención?
Volteó para los lados, comprobando que todos lo miraban expectantes. Eddie lo veía con gracia y una sonrisa tonta, susurrándole la palabra "idiota". Cuando sus labios se movieron, Richie se sintió morir.
Tosió y le sonrió a la maestra.
— Oh, sí, señora Grace. Tiene mí atención total.
Tenía un tic en el ojo. Por dentro, se preguntaba «¿cómo mierda hace esta anciana para salir al sol y no hacerse polvo? ¡Está más arrugada que mis bolas!», y afortunadamente pudo contenerse de cuestionarlo en voz alta.
— Mirada al frente, deja de distraerte con tus compañeros o no pasarás el año. Y usted es uno de los mejores promedio, Richard Tozier.
Él bufó y asintió. Odiaba que lo llamaran por su nombre. Sonaba muy formal.
La vieja continuó hablando, y al momento en que Richie baja la mirada a su libro un trozo de papel arrugado cae en su cabeza. Levanta la vista al instante. Ve cómo Eddie se voltea rápidamente y finge mirar al frente mientras silba muy bajito. Richie contuvo la risa.
Tomó el papel y lo abrió, esperándose alguna broma de parte de él. Pero lo que leyó le dejó el corazón en la boca.
‹ Si vas a estar acosándome, serciórate de hacerlo con discreción, boca sucia.
