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Richie besaba a Eddie sin decoro, de manera desesperada y estampando sus manos contra la pared de la habitación de este último, entre tanto mordía sus labios como si fueran un par de algodones dulces, proclamando ser devorados sin piedad.
Richie al final sí había asistido a la casa de Eddie al otro día, y había logrado pasar por su obesa madre para poder despejarse en su cuarto. Habían jugado videojuegos un buen rato, pero tras cansarse de eso, Eddie pidió una mejor forma de divertirse, y ahí estaban. Realmente Eddie no quería besarlo, era una especie de lección diaria para aprender a besar correctamente, y si llegase la circunstancia en que tuviese alguna pareja, ya habría cobrado algunas enseñanzas del gran Richie Tozier, no por nada llamado "bocazas".
Pero no es que fuera gay. No, para nada. Sólo era un completo virgen que necesitaba alimentarse de nuevos conocimientos.
Separaron sus bocas unos cortos instantes donde le permitieron a sus pulmones descansar, Eddie acariciaba el cabello de Tozier y éste, que ya comenzaba a acostumbrarse a esas sensaciones que provocaba un roce de labios, bajaba la mirada de forma constante. El menor supo entonces que algo no andaba bien.
— ¿Qué tienes? —indagó cariñosamente, sintiendo la respiración agitada mezclarse con la suya, provocándole revoltijos en el estómago y en todo su cuerpo.
— No… —musitó el de gafas, penoso— No me siento bien haciendo esto, Eds.
Eddie rió por lo bajo y acarició sus mejillas. ¿Cuándo se había vuelto tan cariñoso con él?
— ¿Por qué lo dices?
— Porque somos amigos. —contestó Richie, y un dolor inundó su pecho de pronunciar esas palabras.
— Pero no estamos haciendo esto como nada más, estúpido. —sonrió el asmático y acarició los nudillos de sus manos con mesura.— Somos mejores amigos. ¿Qué de malo tiene hacer esto, si no pretendemos ser nada más que eso? Dijimos que sólo ibas a enseñarme unas cosas, es todo.
— Pero los amigos no hacen estas cosas, Eds, tú lo sabes. —insistió el rizado, mirándole con cierta dificultad, ya que Eddie le había quitado las gafas antes de comenzar a besarse.— O sea, sí, pero no esta clase de… ya sabes.
El pequeño negó con la cabeza y guió a Richie a la cama, devolviéndole sus gafas. Ambos se sentaron sobre ella y se miraron detenidamente.
— Lo siento, Eds.
— No, no, está bien, Rich; te entiendo. Te sientes incómodo haciendo esto y eso está bien.
—¿Qu- ¡no, no, no, no es eso! Es diferente, completamente diferente. Es sólo…
Pero no podía hablar. Porque a Richie le gustaban completamente esos besos indecentes que se daba con Eddie, pero sabía que él sólo estaba siendo una demostración. Esos besos y ligeros toqueteos penosos no eran producto de amor mutuo, porque Eddie no sentía lo mismo que él y Richie lo sabía. Amaba besarlo, amaba acariciarlo, pero no podía detectar ese mismo amor por parte del otro niño, no podía sentirlo tan especial como creyó que sería besarlo.
