O8ミ

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Harto de la espera, Richie se decidió por entrar, vencido por la curiosidad

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Harto de la espera, Richie se decidió por entrar, vencido por la curiosidad. Así que giró el manubrio de la puerta y empujó, escuchando un sonoro jadeo de sorpresa desde dentro.

— ¡Por favor, no me haga nada! ¡No quise…! —Eddie detuvo su exclamación cuando el pelinegro entró por completo a la estrecha habitación, haciéndolo fruncir el ceño— ¡Santa mierda, Rich! ¿Qué diablos haces aquí?

— ¡Eso te pregunto a ti! ¿Por qué te encerrarías en un cuarto oscuro y lleno de mierda mientras estamos en recreo?

— ¿Estabas siguiéndome? ¡Oh, hijo de…!

— ¡No respondiste mi pregunta! —interrumpió— Las pajas se hacen en el baño, no en sitios sucios como estos.

— ¡Dios mío! Aparte de seguirme, estás…

— ¿Vas decirme de una buena vez? —miró hacia abajo, el chico aún sostenía el papel en la derecha— ¿Qué diablos es eso?

— ¿Qué es qué? —lo escondió detrás de él.

— Dámelo —trató de quitárselo.

— ¡No!

Ambos iniciaron una pequeña guerra. Eddie estiraba su brazo para que Richie no alcanzara la hoja, pero su altura no le facilitó el trabajo, por lo que tuvo que estarse de puntillas. Mientras Richie más se inclinaba hacia él, más tenía riesgo de caerse al suelo, así que se rindió y el de gafas le arrebató el papel.

— ¡Richie!

— Shshsh, déjame ver. —se apartó hacia el otro rincón para poder ver el contenido.

— Jódete, ¿sabes? Jódete mucho. —tocó la manija para poder irse, pero antes de poder hacerlo, algo se lo impidió. Una extraña fuerza que le decía que no se marchara, y que aceptara su vergonzoso destino.

Entonces el bocazas descubrió que estaba con los apuntes de un muchacho. Leyendo el nombre del propietario de la hoja (Dorsey Corcoran, uno de los amigos poco cercanos de Eddie), su corazón dio un vuelco en un inesperado ataque de celos.

— ¿Apuntes de Físico-Química? ¿Hablas en serio? ¿Quién se pajearía leyendo esta porquería?

— ¡Sólo tengo que estudiar, Rich! Devuélvemelo, vamos.

— No, ¿quién estudiaría en un lugar así? —le entregó bruscamente el papel— Además, el exámen es en dos putas semanas.

— Quise prevenir, ¿de acuerdo? —rodó los ojos.— Además, el lugar es tranquilo, sin idiotas como tú acosándome como si fuera tu hermana Nancy.

— ¿Y tu inhalador? ¿Qué no eres alérgico al polvo o algo así?

— Suficiente.

Eddie se acercó a la puerta de nuevo para poder girar el manubrio y salir, ya impaciente por la insistencia de su estúpido amigo. De repente, se le vio impedida esa acción; Richie tiró el cuerpo de Eddie contra la fría pared y dejó los codos a los costados de su cabeza para no permitirle el escape, dejando sus rostros y sus cuerpos a una distancia casi inapropiada.

Eddie comenzó a ponerse tenso, sintiéndose intimidado al percatarse de lo alto que era Richie en comparación a él.

— ¿Q-qué mierda, Rich? Déjame ir.

— Quiero que me digas la verdad, Eds, no es tan complicado. —habló en voz baja.— ¿Qué tienes con ese Corcoran?

— Nada de tu puta incumbencia, hazte a un lad-

Se interrumpió cuando el de gafas había acortado más la distancia entre ellos, con un simple movimiento de cabeza. Eddie sudó frío y sus mejillas sufrieron una calentura casi extrema; Tozier siempre jugaba con él de esa forma, pero su sonrisa tan seria le afirmaba que no se trataba de un juego sólamente.

Sintió la necesidad de sacar su inhalador y dar una fuerte calada, pero todo movimiento corporal se le vio casi completamente impedido por el azabache.

— Rich, e-estás extraño, ¿quieres dejarme salir?

— En un segundo, Spaghetti, primero quiero respuestas. —su intención era asustar al pequeño para que al fin escupiera sus sentimientos, y al parecer estaba resultando.

Él suspiró temblorosamente y volvió a levantar la mirada hacia el de gafas.

— E-él me pareció agradable y lindo, así que traté de hablar más c-con él, y… creo que él me gusta, pero no estoy seguro. Los apuntes fueron una excusa para poder hablarle, vine aquí sólo a pensar qué demonios hacer con él. De hecho, ha-hay otro muchacho que me gusta más todavía, pero es un imbécil.

— Entiendo —dijo Richie, divertido—. ¿Lo ves? No fue tan difícil. —dejó de acorralarlo y mantuvo los brazos flojos.— Y, ¿se puede saber quién es ese otro niñ-

No pudo terminar porque una sensación nueva impactó contra sus labios de manera muy breve. Fue una simple caricia de sólo medio segundo, bastante tímida, pero bastó para desconcertar a Richie, que miró rápidamente hacia abajo, y vio cómo Eddie se cubría los labios con dos de sus dedos.

Él le había besado.

— ¿E-E-Eddie? —balbuceó el de gafas con el rostro lo bastante rojo para compararlo con una manzana.

— No eres tú, que lo sepas. —riñó el menor, empujando a Richie y abandonando la habitación de conserje, justo en el momento en que el timbre volvió a sonar para que todos regresaran a los salones correspondientes. Él apenas tenía las mejillas levemente rosas.

Richie se mantuvo allí, estático, sin saber qué había ocurrido. Sólo sabía que no iba a volver a su clase.

Estaría pensando en ese lindo momento todo el puto día, sin pensar en las palabras de Eddie antes de irse, o en nada más probablemente.

Hasta que la puerta se escuchó abrirse y Richie supuso que era Eddie de nuevo, pero era el conserje, que iba a buscar los productos de limpieza. Echó a patadas al pequeño y él se vio con la obligación de regresar al salón y sentarse en su butaca.

No había dejado de mirar a Eddie en toda la clase.

gay ; reddieDove le storie prendono vita. Scoprilo ora