O9ミ

12.5K 1.6K 3K
                                    

Han pasado seis meses

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Han pasado seis meses.

Seis meses desde la última vez en que Eddie lo había besado; seis meses desde que Richie tocó el cielo por una fracción de segundo. Y ambos habían crecido tan rápido.

Posiblemente Eddie ya lo habrá olvidado, pero el recuerdo seguía acompañando al chico de gafas junto con una hermosa sensación de satisfacción.
Eddie ya tenía 14, y Richie con sus 15. Por supuesto que Eddie seguía teniendo problemas con su sexualidad, pero el bocazas nunca huyó de él. Siempre se quedó ahí, amándolo en secreto, con el pequeño pidiéndole consejos y él, dándole lo que pedía.

Eran adolescentes.
Y como todo adolescente, ambos tenían deseos íntimos profundos, desarrollándose poco a poco, de forma imperceptible, pero allí estaban.

Los últimos meses habían sido aburridos, completamente irrelevantes, pero bastaron para forjar sus lazos. Ahora Richie llevaba a su amigo hacia la habitación de conserje como solía hacer muy a diario. Desde ese beso, aquel lugar se había convertido en su guarida, donde podían hablar sin ser interrumpidos e incluso hacer sus deberes escolares en paz. Richie fumaba y a Eddie ya no le molestaba, pero procuraba tener su inhalador en mano por si acaso.

Y allí es donde estaban ahora, Eddie leía un cómic y Richie se dedicaba a fumar y mirar el techo.

— A la mierda Stanley.

Richie lo miró de repente, confundido.

— ¿Por qué?

— Me tiene jodidamente harto. Todo el tiempo está con su versículo de mierda de "Si una persona se acuesta con un hombre…", y no para. ¿Por qué cada vez que estamos juntos tiene que mencionarlo? ¿No puede meterse en sus asuntos?

— Pues díselo a él. —le dio una calada a su cigarro.

— Pero él es mi amigo, y lo quiero. Sólo que es un imbécil y prefiero que se vaya a la mierda.

— Un amigo no va a juzgarte por tus preferencias, Spaghetti. Si Stan no quiere entenderlo, que se joda. Se nota que está atolondrado por el Tartaja Denbrough.

— ¿Tú… crees? —Eddie sacudió su inhalador y dio una gran calada.

Al ver eso, Richie apagó el cigarro con el suelo y después lo piso.

— Es obvio. Es un hipócrita, y lo que hace es incompatible con lo que dice, hablo de… los veo muy unidos, ¿sabes? Además, Bill tartamudea menos cuando está con él, creo que ellos tienen algo pero Stan es muy orgulloso para admitirlo, y sigue usando la Biblia como escudo.

— Sí, es verdad. —razonó Eddie— Además, habla sobre nosotros como si hablara con dos extraños. Es decir, ni que estuviéramos saliendo, hombre, quizás ahí sí sería comprensible.

Hubo un breve silencio, donde Richie miró hacia el techo de nuevo y Eddie miró hacia el suelo unos momentos breves. Después, retomó la palabra.

— ¿Por qué eres tan bueno conmigo, Richie?

Él volteó a verle con una sonrisa divertida.

— ¿No es obvio, Spaguetti? Eres como un hermano para mí. Si alguien se metiera contigo, lo mataría, no importa quién sea.

A veces, era necesario mentir. Y esconder una verdad en medio de una mentira, era muy riesgoso. Pero logró convencerlo.

— Hombre, eso sonó muy gay.

— Lo dice quien conoce cada canción de Bonnie Tylor y escucha en medio de la clase a ABBA.

— E-eso es muy direrente. —apartó la mirada hacia su cómic, de nuevo.

Richie gateó hasta llegar a él y sentarse a su lado, inclinando su cabeza hacia lo que el asmático estaba leyendo, incomodando al menor en sobremanera, que no se atrevió a empujar al bocazas.

— Richie… —susurró Eddie, haciendo al mayor asentir con la cabeza, insitándole a que prosiga— ¿puedo besarte?

El mencionado se atragantó con su propia saliva y se reincorporó, mirando a Eddie con las mejillas encendidas.

— ¿Q-qué? ¿Por qué?

— Un beso de amigos, ¿sí? —rodó los ojos el chico, con un sonroje menor.— Ya sabes, fuiste muy bueno conmigo y quisiera compensártelo. Oí que los amigos hacían eso.

«"Beso de amigos", ¿eso siquiera existe?» pensó el de gafas. Pero ambos eran muy pequeños aún para diferenciar lo que era un beso en sí, así que Richie no le vio el problema. Quizás Eddie sólo quería experimentar lo que era un beso, más allá del que le había dado hace seis meses.

Asintió con la cabeza.

Entonces Eddie apartó la revista a un lado y Richie se acercó hacia él con timidez, y sus manos temblorosas aterrizaron en los hombros del más pequeño, acercándose con una lentitud exagerada al rostro frente suyo. Eddie subió sus manos a las mejillas rojas del mayor y también cortó poco a poco la cercanía. Sentía su piel de gallina.

Ya esas dudas de Richie sobre qué se sentiría besar a su amor platónico estarían por desvanecerse, era inevitable no estarse nervioso en esa situación. Lo había esperado por demasiado tiempo.

Unos segundos después, sus labios hicieron el primer contacto. Un fuerte cosquilleo hizo explotar a ambos y acercaron más sus rostros, generando una muy agradable y dulce sensación en sus bocas. La sangre se acumuló más en sus mejillas.

Entonces Eddie hizo el primer avance, abriendo levemente su boca y atrapando los otros labios con movimientos suaves y aún tímidos. Richie trató de imitarlo, porque estaba demasiado nervioso para poder moverse siquiera, pudiendo así probar la dulzura embriagante de aquello que siempre deseó degustar. Los sonidos obscenos que generaba el beso sólo podían ser oídos por esas cuatro estrechas paredes.

Disfrutando de esos nuevos sabores llenando su paladar, Eddie movió sus manos hacia la nuca del de gafas para acercar más su cabeza hacia él. El otro ya había conseguido perder la timidez y las suyas atraparon los costados de Eddie, haciendo que sus pechos se tocasen y sus corazones latieran con mayor potencia.

El aire comenzó a hacer falta después de largos segundos, y con un Eddie asmático no era muy conveniente seguir, así que forzosamente separaron el tacto en sus bocas y sus miradas se conectaron sin quererlo. Ambos, sonriendo penosamente y atrapados en un silencio agradable y cómodo, roto enseguida por el más bajo.

— ¿Estuviste practicando antes de besarme? —rió ligeramente, y con la respiración agitada.

— Sí, estuve practicando con tu madre. —afirmó el llamado boca sucia, en el mismo estado que él.

Eddie rodó los ojos y volvió a juntar sus labios para callarlo, estuvieron así hasta que terminaron las clases de ese día, olvidándose por completo de lo que según él era divinamente correcto, o lo que algún tipo había escrito en un libro lo bastante antiguo para ser tomado en cuenta.

Benditas hormonas adolescentes.

gay ; reddieWhere stories live. Discover now