𝘮𝘺 𝘣𝘰𝘺 - evanstan | ✔

𝓈𝑒𝓋𝑒𝓃

Sebastian se encontraba en el gimnasio entrenándose. Iba todos los días, aunque el anterior se lo había saltado para salir con Chris. Era un gimnasio bastante prestigioso, y tan solo iba gente pudiente, así se sentía más agusto de que no le molestasen con fotografías y esas cosas mientras hacía ejercicio.

—¿Sebastian?

El chico se giró y vio frente a él a Cobie con una sonrisa, ropa de deporte, y toda sudada, se notaba que había estado haciendo ejercicio.

—¿Cobie? ¿Qué haces aquí?

—Me acabo de cambiar de gimnasio, ¿te importa que me una?

—Adelante.

Cobie se puso en la máquina que había al lado de Sebastian. Se trataba de una silla en la cual, con los pies, levantabas un gran peso.

—Ha sido una buena coincidencia encontrarte aquí, no me gusta hacer ejercicio sola, siempre se va mejor con compañía.

Sebastian sonrió, apenas la conocía y se sentía un poco incómodo al no saber qué decir, pero Cobie hacía como si lo conociese de toda la vida.

—Eres amigo de Chris, ¿no?

Sebastian la miró un poco extrañado.

—Bueno, tanto como amigos... Apenas nos conocemos, pero parece buena persona.

Cobie hizo una risa irónica.

—Buena persona, tiene su gracia que digas eso. Se nota que apenas lo conoces.

—¿A qué te refieres?

La chica dejó de hacer fuerza durante un segundo y puso cara de sorpresa, parecía que había dicho más de lo normal.

—Nada, tan solo era una broma —Se rió nerviosamente—. Será mejor que vaya ya a ducharme, estoy un poco cansada.

Se marchó de allí sin dejar que Sebastian dijese nada. ¿A qué se refería con todo aquello?

Una llamada hizo que se olvidase de su compañera durante un segundo.

Chris Evans.

—¿Sebastian? —Se escuchó desde la otra línea—. ¿Podemos hablar o estás ocupado?

—Para nada, estaba en el gimnasio pero ya iba a irme, así que si es algo corto puedo hablar antes de que vaya a ducharme.

—Sí, tan solo es decirte que voy a organizar una fiesta para los actores y algunos de sus amigos este viernes en mi casa de la playa, por si quieres venir y traer a alguien.

Sebastian no se lo dudó un momento y aceptó.

—¿Puedo llevar a una invitada?+

Un silencio se escuchó desde el otro lado durante un momento.

—Claro, ¿se trata de tu novia acaso?

—No, es mi amiga, es como una hermana para mí, estoy seguro de que le apetecerá venir.

Escuchó una risa.

—Por supuesto, qué venga, me encantará conocerla.

—Es mi agente, la conociste el mismo día que a mí.

—Oh, entiendo, será un gusto que me la presentes formalmente entonces.

Sebastian se despidió y colgó. Ya era todo un adulto como para pensar cosas extrañas sobre otras personas, ambos eran adultos, pero no podía evitarlo, es como si... Chris quisiese algo con él.