𝓉𝓌𝑒𝓃𝓉𝓎 𝑒𝒾𝑔𝒽𝓉

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Sebastian abrió la puerta medio dormido, despeinado, y con el pijama arrugado. Al abrirla, vio a Sunny con un gran abrigo, el pelo mal hecho, una gran carpeta bajo el brazo y una cara malhumorada.

—¿Se puede saber qué coño has hecho toda la tarde qué no cogías mis llamadas?

—Perdón Sunny, estaba con Chris y...

—Y te has olvidado que trabajas, ¿verdad? He tenido que falsificar tu firma, y más vale que te parezca bien el trato, porque si querías que lo rechazase haberme cogido el teléfono.

Le puso las carpetas en el pecho y entró enfadada en el interior de la casa sin que Sebastian pudiese reaccionar bien.

Sunny había ido a la cocina y se estaba preparando un café, aquella era como su segunda casa y no le hacía falta pedir permiso, pero parecía que fuese a romper la cafetera en algún momento.

—Sunny, ¿estás bien?

—¿Bien? Tú no me coges el teléfono, por culpa del trabajo me está entrando ansiedad, estoy hecha un lío con el amigo de tu novio y además...

—¿Además?... —Sebastian se acercó a ella dejando las cosas sobre la mesa de la cocina.

—¿Sabes? Esta sería una situación muy sexy si no fuese por Chris.

—No cambies de tema Sunny.

—No es nada. Tan solo estoy agobiada. Déjalo, por favor.

Sebastian resopló, tampoco quería presionar a su amiga para que le contase qué le pasaba, sabía que se lo contaría tarde o temprano cuando se sintiese con fuerzas o a gusto.

—Está bien, ¿de qué trata el trabajo?

—Son unas fotografías para una revista de moda, solo es una tarde y pagan muy bien. Saldrás en portada.

Sebastian sonrió, Sunny era muy buena buscando trabajos sencillos y qué le pagasen bien, y que además, le diesen prestigio.

—Oye, has dicho que estabas confundida con... ¿Hemsworth?

Sunny se puso a toser mientras bebía su café.

—¿Yo he dicho eso?

—Sí.

—Mierda.

Sebastian se rió y se sentó encima de la encimera esperando a que su amiga le contase los cotilleos de su vida.

—Creía que no te gustaba ni te iba a gustar.

—Bueno, es que cuando nos besamos, estuvimos hablando y...

—¿Y...?

—No sé, es imbécil pero me gusta, osea, me parece interesante, y bueno, es sexy. No me gusta, no me gusta, no tengo tiempo para estos líos... —Se tapó la cara exhausta.

—Tranquila.

Sebastian se levantó y le removió el cabello.

—Siempre eres como mi hermano mayor, te quiero.

—Y yo, y yo.

Sunny lo abrazó y este le correspondió, sabía que estaba cansada y confusa por amor, pero sabía que pasaba algo más, y cada vez estaba más preocupado.

𝘮𝘺 𝘣𝘰𝘺 - evanstan | ✔Where stories live. Discover now