ONCE

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1


William abrió los ojos esa mañana y se incorporó de golpe. A tientas buscó su teléfono sobre la mesita de noche, solo para constatar que era demasiado temprano para salir de la cama. Con un resoplido se tendió de nuevo, pero mantuvo los ojos abiertos, reacio a dormir. Había vuelto a soñar con su estudiante. Sin embargo, esta vez había dejado que su mente fuera demasiado lejos. Ni siquiera quería recordarlo. La simple evocación le hacía sentirse como... como un pervertido. O peor aún, como un pedófilo o algo así. Él era demasiado mayor para ella. Y era su maestro. Y... se frotó la cara varias veces, perturbado, inquieto y ...

No tenía necesidad de mirar debajo de las sábanas para constatar que había despertado con una erección.

2

May llegó con diez gloriosos minutos de ventaja. Wade ya estaba instalado en un butacón, en lo más alto de las gradas. Desde allí, le hizo un gesto con la mano, en señal de saludo.

Ella sonrió. Por fin tenía un aliado en esa clase.

— ¿Qué tal? — saludó, ubicándose a su lado.

— Hey, dame esos cinco, chica puntual — respondió Wade, alzando una mano.

May así lo hizo. Enseguida, ambos se echaron a reír.

Aun riendo, Wade se recargó contra el respaldo de la silla, en una pose desenfadada. A diferencia de William Horvatt, Wade se tomaba todo con mucha calma, como si el reloj fuera a esperarlo siempre.

— Oye, May — comenzó, mirándola con sus intensos ojos azules — ¿Ya pensaste a dónde iremos hoy?

May sabía que Wade le había dicho algo justo después de que William Horvatt había entrado a la cafetería, hace dos días atrás. Pero, había estado tan concentrada en su maestro, que no había reparado en el contenido de sus palabras.

Así que, era eso, ¿una cita o algo?

— Eh, no, pero acepto sugerencias — respondió, porque no deseaba ser grosera con la única persona con la que hablaba en ese salón. Además, era guapo. Tal vez podía darle una oportunidad.

Wade se llevó una mano a la barbilla, pensativo.

— No soy muy bueno con eso, ¿sabes? ¿Qué lugar podría ser perfecto para una primera cita?

May dudaba que no supiera a dónde llevar a una chica, porque parecía el tipo de hombre que había tenido múltiples primeras citas. Obviamente, no dijo nada al respecto y se limitó a encogerse de hombros.

— Por mí no te preocupes, no soy muy exigente. Una cerveza estará más que bien.

Wade enseño sus blancos dientes en una amplia sonrisa.

— Cerca de aquí hay un montón de sitios perfectos para beber cerveza, ¿qué te parece si damos una vuelta?

A continuación, extendió un brazo y lo apoyó en el respaldo del asiento de May, de una forma que pretendía parecer casual, pero que en realidad era sumamente confianzuda. Sin dudas, Wade era el tipo de chico que invitaba a salir a toda clase de chicas, solo porque le parecían guapas. Una especie de don juan, eso era.

Aun así, a May le agradaba, por una extraña razón. Don juan o no, era simpático, y para pasar el rato estaba más que bien. Tras enseñarle una sonrisa, asintió con la cabeza y el asunto quedó zanjado. Irían a beber cerveza en cuanto terminaran las clases del día. Wade aprovechó la ocasión para pedirle su número de teléfono.

EL DEBIDO PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora