Capítulo 37 Parte 1

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Capítulo 37:

Mis párpados aletean hasta abrirse completamente cuando una sensación de cosquillas se extiende por mi abdomen. A pesar de que deseo continuar envuelta en las redes de los sueños, las malditas cosquillas me impiden poder cerrar los ojos. Suelto un bostezo, cansada y bajo la mirada hasta mi vientre, una mata de cabello desparramada me saluda. Una sonrisa se cuela en mis labios al ver a mi boxeador con sus facciones relajadas, durmiendo plácidamente.

-Mi boxeador -Susurro, pasando la punta de mi dedo por su brazo hasta llegar a su cabello, donde enredo mis manos. Siempre me preguntaré cómo tiene el pelo tan suave si solo usa un shampoo normal.

-¿Campanita?-La ronca voz de Xav me sobresalta, no pensé que se despertara.-¿Qué haces despierta?-

-Ya es tarde, guapo. Recuerda que hoy tengo trabajo.- son las nueve de la mañana. Ayer hable con Elena, y muy amablemente, lo cual me sorprendió, me consiguió trabajo en el café. Quedamos que empezaba hoy al mediodía, lo cual me tiene contenta y agradecida ya que detesto levantarme temprano.

-Sabes que no es necesario, Campanita.-Suelto un suspiro agotada de este tema y paso mis manos por su espalda, acariciando la piel. Hemos hablado muchísimas veces de la situación y siempre le digo lo mismo; voy a trabajar porque no quiero estar de mantenida.

-Y tú sabes mi postura acerca del tema, Xav. No voy a dejar que me sigas pagando las cosas. Soy capaz de conseguir trabajo y ganar dinero para ayudar con los gastos. Somos tres en el departamento y solo dos mantiene el lugar; es injusto para ustedes.-

-Pero no me agrada la idea de que trabajes en el café. Mucha gente viene y va, chicos vienen y van. No es muy seguro.-Ruedo los ojos y dejo un beso en su cabeza. A veces es bueno que sea sobreprotector, pero enserio necesitamos el empleo.

-Elena también está ahí y no le dices nada.-

-Porque ella es intimidante y tiene un bulto en el vientre que aleja a los hombres. Tú eres mi dulce e inocente Campanita.- Frunzo el ceño y arrugo la nariz.

-Yo puedo ser de lobo feroz.-Xavier suelta una carcajada y besa mi vientre.

-Mi lobita que no mata ni a una mosca.- Le saco la lengua divertida al saber que él tiene razón en parte.-Te voy a dejar y recoger del trabajo, Campanita ¿A qué hora sales?-

-Eres imposible, Xav. Ayer acordamos que yo iría y regresaría por mi cuenta ya que tú necesitas descansar.-

-Campanita, voy a hacerlo y no aceptaré un no como respuesta.-Este idiota tiene que entender que dormir bien es esencial.

-Pues lo lamento, no siempre conseguimos lo que deseamos.-Una sonrisa traviesa se hace aparecer en su boca, poniéndome un tanto nerviosa ¿Qué tendrá en mente?

-Sí, es una pena, ¿no?-Sus labios se mueven sobre la superficie de mi abdomen dejándome con el aire atascado en la garganta. Es increíble que a pesar de que hemos hecho mucho más que esto, siempre que me da un beso, por tan simple que sea, causa el mismo efecto, es decir, dejarme sin palabras y con la mente en blanco.

-Pero, ¿estás segura de tu desición, Campanita?-Su lengua se abre paso por todo mi estómago hasta llegar a la parte baja de mis pechos desnudos. Siento como mi respiración se va acelerando con la anticipación de lo que viene. Mis manos sudan y tanto mi labio como piernas tiemblan.

La punta húmeda de su lengua cubre mi pecho, dejando un rastro mojado. Sus labios empiezan a torturarme amoldando fuertemente la piel suave y lechosa mientras su mano sube y baja por mi muslo. Sus dientes pasan por la superficie provocando un escalofrío en mi cuerpo para después dejar que esa boca se abra y cierre sobre el pecho, mordiendo levemente de vez en cuando.

Mi Caos RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora