Capítulo 52

3.7K 184 15
                                    


-¡Te dije que te quedaras en el apartamento! ¡Estás helada, Campanita!-

Me encuentro de camino a la universidad de mi boxeador, metida en un pequeño lío. Digamos que yo quería ir a dejarlo, pensando que no lo lograré ver mucho el día de hoy, debido a mi trabajo, pero Xav se oponía por el clima. Terminé convenciendolo con besos, pero nunca me paso por la mente que la temperatura se aliaría con él, provocando que esté próxima al estado de congelación.

-¡Falta poco! No moriré.-Digo, pegándome más a mi novio calientito, quien solo me protege con su grande y musculoso cuerpo.

-¡Está pálida! No creo que eso sea bueno.-Le lanzo una de mis miradas mortales a Iván para que se calle y no preocupe a mi novio. Xavier se abre la chaqueta, colocandome dentro para abrigarme, a pesar de mis protestas.

-Te vas a enfermar, tonto.-Él solo se encoje de hombros, abrazándo y calentandome. Mi cuerpo pide a gritos su contacto, pero me niego a caer ante el deseo.-Vas a enfermarte, Xav.-

-No importa, hoy voy a la universidad por tonterías. Tú, por otro lado, todavía sigues trabajando. Igual, no es bueno que te enfermes, eres pequeña y tus defensas son malas.-

-No eres doctor.-Hago ademán de alejarme, pero él fortalece su agarre.

-Mentir es pecado, Evans. Recuerda que mi hermano es tu ginecólogo.-Dice el imbécil de Iván, provocando que un color carmesí invada mis mejillas. La risa del rubio resuena por las calles, infestada de gente que mira curiosos.

-No le hagas caso, Campanita.-Sus labios pegan contra mi oreja, relajandome el hecho de tenerlo cerca, protegiéndome.-De todas formas, eres mi paciente perfecta.-Deja un beso bajo mi lóbulo, activando la fábrica de pensamientos calientes.

-Tortolitos, hemos llegado.-Un puchero se forma en mi rostro al ver la maldita infraestructura que se roba a mi hombre. Pero esta es la última vez que lo hace, debido a que hoy solo se presenta para recoger una papelería y despedirse formalmente de sus consultores, quienes se negaron a hacerlo el día de la graduación, debido a la borrachera que llevaban.

-¿No puedes ir a por los papel otro día?- Me le pongo enfrente, tomando su chaqueta entre mis puños temblorosos.

-No, Campanita. Pero de ahora en adelante, soy todo tuyo.- Un grupo de chicas caminan hacia el edificio, dándonos miradas, muchas de las cuales son de celos. Se pavonean, queriendo ganar la atención de mi Xav, quien no parece notar su presencia. Reclamando lo que es mío, enrollo mis brazos en su cuello, pegando nuestros cuerpos para proceder a atacar su boca, fundiéndonos en un beso caliente y posesivo.

-Eres una caja de sorpresas, Campanita.- Nos separamos, pidiendo aire nuestros pulmones. Una sonrisa aparece en mis labios al observar la cara del grupito de idiotas, quienes lucen entre molestas y sorprendidas. Mi boxead mueve la cabeza hacia donde miro, sonriendo al regresar su vista a mí.- ¿Celosa?-

-Nop, solo me gusta remarcar que eres mio, boxeador.-Él ríe, tomándome por la cintura, dejando un beso en mi nariz.

-Campanita, no tienes que estar celosa. Yo voy por el diamante, no imitaciones baratas, pequeña.-

-Paren con las mierdas. Nyx, tenemos que irnos ya si quieres pasar viendo a Anne. Y yo sí quiero visitarla, así que o vienes o me voy solo.-Ruedo los ojos y dejo un besito en los labios de mi boxeador.

-Te veo luego, bokser.-Xav acuna mi mejilla, acariciándola mientras atrapa mis labios entre los suyos, dejándome en trance.-Te amo, Xav.-

-Te amo, Campanita. Ahora, vete antes de que mi hermano se tire al piso, haciendo berrinche. Nos daña la reputación.- Le sonrío y me alejo con Elsa, quien suspira complacido.

Mi Caos RusoWhere stories live. Discover now