Dormir

29 1 0
                                    

    Tu mente poco a poco sigue cediendo. Estás demasiado cansado, tu mente aún no se recupera de la experiencia tan cercana a la muerte y tus músculos aún no se recuperan de los golpes que recibieron. De los azotes que lastimaron tu delicado cuerpo. En definitiva, realmente no logras seguir luchando contra aquel cansancio que tanto domina tu mente. Aunque tratas de hacer un hechizo que aplaque la fatiga, este no logra ser efectuado. Tu energía está en un momento crítico... cierras los ojos por un segundo, y los vuelves a abrir. Escuchas las voces de aquellos que te salvaron la vida, pero no logras captar lo que están diciendo. Los vuelves a cerrar, pero esta vez no logras volverlos a abrir.

Un tiempo ha pasado cuando los vuelves a abrir. Tu espalda se encuentra reposada en un colchón suave. La almohada se moldea perfectamente con tu cabeza, pero el pitido que escuchas es insoportable. Te tapas la cara con una mano, tratas de pensar como terminaste acostado en una cama si hace unos minutos estabas a punto de morir, en ese momento recuerdas a tus salvadores. Te levantas de la cama, notas que incluso te han cambiado la ropa. Tu cara se calienta un poco, ¿alguien tocó tu cuerpo? ¿Habrán tocado de más? Tu mente en ese instante se vuelve un caos, pero inhalas y exhalas hasta que te calmas.

—Oh, el bello durmiente se ha despertado sin la necesidad del beso de una princesa, o tal vez un príncipe, no sabemos. —Una voz juguetona se escucha. Buscas el origen de ella hasta que nota un gato acostado en un sofá, ¿habrá sido de eso? ¿Un cambia formas? Eso sería demasiado para un día—. No, no soy el gato. Es un gato normal.

Una chica no mayor a los diecinueve sale de una de las puertas que están al frente de la cama. No has detallado el lugar donde estás, pero nadie te culpa tu mente aún debe estar dormida. Ella es más pequeña que tú, aunque no lo parezca, eres un año menor que ella. Sí, no mayor a los veinte y ya tu vida pende de un hilo, ¿en serio era necesario ir en contra de los estatutos primarios para ver si aquel hechizo funcionaba? Sí, ¿valió la pena? También.

—Lo siento por no presentarme, mi nombre es Camille Leblanc. —Su sonrisa blanca se muestra ante ti. Una sonrisa capaz de derretir el corazón de cualquiera. Vas a abrir la boca para mencionar tu nombre, pero ella se adelanta—. No hay necesidad, todos en esta sala conocen tu nombre, y todos saben que odias llamarte así, debido a esto usaremos el apodo que todos usan contigo, ¿o me equivoco Zervik?

—No, no te equivocas. De todos modos, el gusto es mío. —Sonríes de manera forzosa. Estas personas son peligrosas, te conocen mejor que lo que nosotros hacemos.

—Ay, te ves tan lindo preocupado. —La voz armoniosa vuelve a ser escuchada. Antes no habías podido ver sus rasgos faciales, pero ahora sí, ¡es hermoso! Digo, está bien para ser un hombre.

Cabello largo de color negro. Una tez tan blanca como el jade, con rastros que parecen de actor de películas. ¿Acaso se puede pedir más? Ah claro, desde su camisa se puede notar lo trabajado que está su cuerpo. Subes y bajas los hombros, definitivamente comparado con él, eres un sucio, eres polvo, eres nada. Sonríes, debes mantener una sonrisa, quién sabe que más saben de ti.

—Cierto, Camille, no le contaste que somos de aquel gremio, ¿cierto? —Ella niega con la cabeza. Él suspira con un gesto dramático, y bueno su ropa de época le hace parecer un príncipe—. Bien, mientras que el resto del equipo aparece, deben estar buscando la cena, me presentaré: Mi nombre es Daniel Erikson. Y soy el capitán del equipo "S+" del gran gremio del Dios ladrón.

—Si hubieran comenzado por allí me hubiera ahorrado un montón de formalidades y preocupaciones. —Respondes hablando más rápido de lo usual al escuchar el nombre del gremio. Por razones de tu corazón, tu confianza crece mucho más—. Me estaba preocupando de haberme unido accidentalmente a un grupo terrorista.

El gremio del dios ladrón. Where stories live. Discover now