Vuelta a casa

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Caes en una sala con alfombras rojas. Sonríes, volviste al mundo mágico luego de una temporada fuera de él. Aún no te acostumbras mucho a vivir en medio de los humanos, pero técnicamente es el único lugar donde el consejo mágico no tiene muchas influencias, obviamente las tiene, pero la corrupción humana es demasiado amplia como para dejar que eso pase.

La naturaleza humana es egoísta, egocéntrica y avara. Viven de lo material, del dinero, creen que todo lo pueden hacer por medio de este, al fin y al cabo ¿qué no tiene precio en este mundo? Ustedes, los magos, saben que cualquier cosa se puede comprar. Desde pociones, hasta secretos del mismo universo por medio de los grandes genios de las lámparas.

-Volví -dices en un murmuro. No hay nadie que te reciba. El jefe del gremio no ha vuelto en cuatro años, y no alcanzaste hablar con él antes de que desapareciese-. ¿Dónde estás padre? ¿Acaso los Prime te atraparon por mi culpa?

Miles de pensamientos cruzan tu mente, pero necesitas calmarte. Caminas hacia tu escritorio el cual tiene una taza con té de durazno caliente y una pequeña nota que dice:

Señor, sé que llegará a esta hora, así que tome su té para que se relaje.

ATT: Su amada secretaria.

En definitiva, tienes una secretaria perfecta, ¿Quién no quisiera tener una así en casa o en el trabajo? Una que sepa que vas a llegar y tenga las cosas preparadas para poder seguir trabajando y ayudarla. Sí, suena demasiado machista, pero no necesariamente debe ser una chica, también puede ser un secretario hombre. Cosas del mundo; cosas que realmente no importan. De todos modos, ella gana al mes más que un miembro normal del grupo.

Te quitas la ropa y te colocas una ropa más formal que tienes guardada de extra en tu habitación, cosas de la vida y cosas que debes tener guardado por si acaso. Luego de colocarte una camiseta azul, de la misma tonalidad que tus ojos, y un pantalón oscuro, te sientas en tu escritorio, en la mesa dado que es una manía tuya, agarras la taza y tomas un sorbo del té.

-Lo siento, señor. -La voz de un adulto es escuchada por ti mientras que él entra. Es mucho mayor que tú, su cabello ya es blanco y se le notan un par de arrugas en su cara, pero aun así su postura y presencia sigue siendo fuerte-. Le vengo a avisar que buscan al jefe del gremio, pero como no está, usted es el segundo al mando.

-Sebastián, ¿esa persona es tan importante como para que tú no te encargues de esto? -preguntas con calma. Aquella persona asiente, así que preguntas-: ¿Quién es?

-Señor... Es alguien del consejo mágico.

Aquella frase te cae como un balde de agua en la cara. Suspiras de la manera más calmada que puedes. Tu sed de sangre comienza a crecer, las venas comienzan a arder, y tus latidos cardiacos incrementan su velocidad. Sonríes, mientras sujetas el té. Por mucho que odies al consejo mágico, ellos están viniendo a ti a pedirte una misión, ¿qué tanto dinero les podrás sacar? Pero, lo más importante, ¿Tendrás tiempo de terminarte el té?

Decisión: Tomarte el té.

Descripción: Disfrutar de la taza de té y luego ir a atender al miembro del consejo mágico. Esto podría hacer que se enoje un poco y que al final se retire.

Decisión: No tomarse el té.

Descripción: No crees ser capaz de tomártelo mientras que caminas sin regarlo en el suelo, o, incluso, sin ensuciar la ropa que llevas puesto. Esto haría que fueras más rápido hacia donde está aquel sujeto, podrías tener los mismos beneficios o mejores.

El gremio del dios ladrón. Where stories live. Discover now