No matarlo

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El arma gana un brillo intenso, azul oscuro para ser exactos. El pobre muchacho no mayor a veinte abre sus ojos hasta que casi se le salen las cuencas.

-Por favor, créame, no sé de nada de lo que me está preguntando... -Las lágrimas caen por sus mejillas-. Cuando me dieron la misión jamás mencionaron vuestro nombre, mi señor. Jamás pensé que nuestro grupo estuviera haciendo algo que molestara a su gran grupo.

-¿Y cuál es ese grupo? ¿Y qué misión? -preguntas con interés mientras la luz azul de aquella arma se apaga cada vez más hasta el punto en que la guarda-. ¿Por qué nunca me habías mencionado eso?

-Nunca pensamos que robar un simple collar atentaría contra el gran gremio del Dios ladrón. -Habla rápido, pero no entiendes que tiene que ver un collar con tu gremio, a menos que...

-¿Robaron el gran collar de los sabios antiguos? ¡Ustedes idiotas! -La rabia comienza a dominar tu mente, tanto que das media vuelta y golpeas con mucha fuerza la pared.

Lo que no sabes es todo el tiempo que ha aprovechado el joven para entrenar. En su mente comienza a darle forma a una runa, cosa que es demasiado compleja y debe pasar horas y horas entrenando, cosa que tenía para sí. Al terminar de crear una runa de destrucción, susurra una creación de flechas. Aunque este esté herido mental y físicamente, y sepa que no va a pasar el día de hoy con vida, al menos se lo llevará al infierno.

Dispara cuatro flechas hacia la tu espalda. Cada una atraviesa puntos vitales. La runa se activa en cada una de las flechas. Lo que este joven, sin conocimientos plenos de magia y menos de runas, realmente hizo no fue una runa de destrucción sino una de creación. Al momento en que se activan, de ellas comienzan a brotar insectos que se adentran en tu piel. Los sientes caminar por tu interior. Es difícil describir la sensación, pero es como si miles de hormigas caminaran por dentro.

Notas como esos seres muerden y desgarran desde adentro. El dolor comienza a ser mayor a lo que puedes soportar, gritas de dolor. Tratas de levantarte, pero caes de rodillas, una de ellas está en el elevador del omóplato, justo el musculo que se encuentra en el cuello, sientes como atraviesa el musculo y sale por la piel. Otra de ellas, está en el dorsal ancho, espalda baja. Y las otras dos, una atraviesa el derecho y la otra tu mano izquierda. El dolor domina tu mente, pero los insectos: Arañas, cucarrones, cucarachas, escarabajos, y demás, aprovechan para entrar por la piel y comienzan a devorarte desde adentro.

A los pocos minutos, junto con miles de gritos de dolor por parte de ti, los insectos comienzan a salir del cuerpo. Todos completamente manchados de sangre, completos de carne y demás. Es una muerte larga, espantosa y dolorosa.

FIN.

El gremio del dios ladrón. Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin