Ángel Calenturiento

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Narra Junta

Me sentía increíblemente feliz. Mi corazón latía con emoción, pero a la vez, con calma, y una sonrisa de enamorado no abandonaba mi ligeramente rojo rostro.

Un exhausto Takato-san dormía entre mis brazos, con su cuerpo totalmente encima del mío y su cabecita recargada en mi pecho.
Su respiración era muy tranquila, y pausadamente, unos pequeños suspiros abandonaban sus aterciopelados labios.

Con delicadeza acaricié su desnuda y suave espalda y luego besé su cabeza, embriagándome unos segundos con el dulce olor y la suavidad de su sedoso cabello azabache.

Ya habían pasado un par de días desde que habíamos tenido nuestra primera vez, y he de confesar que desde esa noche, esa situación se ha repetido una y otra vez. Tanto que la razón por la cual Takato-san estaba tan cansado era porque habíamos estado echando pasiones toda la noche anterior.

Me encantaba hacerlo, no mentiré, sus gemidos eran increíbles y ver su rostro excitado me volvía loco. Pero pese a todo, el sentimiento que más me llenaba durante esas situaciones era el amor. Nunca podría tratarlo con rudeza, y ante todo busco que él se sienta bien por sobre todas las cosas.

Sin duda, soy un enamorado sin remedio.

Me era increíble que él, el galardonado y deseado actor Saijou Takato estuviera en una relación conmigo, me sentía increíblemente afortunado y feliz.

Con cada sonrisa, con cada palabra suya, con cada contacto que tenemos mi corazón da un vuelco de felicidad y salta de emoción.

Realmente, soy muy feliz con él.

- Chunta... - Le oí llamarme con una adormilada voz y sentí como su cabeza se alzaba lentamente.

- Buenos días, Takato-san. ¿Dormiste bien? - Pregunté dejando un tierno beso en su frente.

Él asintió con pereza y luego me abrazó con mayor fuerza para soltar un quejido.

- ¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo? - Interrogué aferrándolo más a mi pecho.

- Eres una bestia. - Masculló con una voz ronca.

- ¿"Bestia"?

- No siento mis piernas... mucho menos mi cadera.

- Jaja. - Solté una ligera risa.

- ¿Te parece divertido? - Dijo pellizcando mi pecho con malicia.

- Au. No, no. - Dije entre pequeñas risas. - Perdón, si se trata de Takato-san no puedo contenerme.

- Idiota. - Dijo entre dientes, y luego se acurrucó en mi pecho otra vez. - ¿Qué hora es?

- Son casi las once. - Respondí tras alzar la vista al reloj de su cuarto. - Eres un dormilón, Takato-san. - Complementé en una inocente burla.

- "Iris in dirmilin, Tikiti-sin". - Me arremedó irritado. - Cállate, si estoy así es por tu culpa.

- Jaja, supongo que sí.

- ...Mmhhhhh. - Soltó otro quejido. - Tengo hambre.

- Bueno, ¿qué te gustaría desayunar? - Pregunté incorporándome después de que Takato-san se moviera de encima mío.

- Lo que sea estará bien. - Respondió con una sonrisa.

- Bueno. - Dije parándome de la cama. - ...¿Qué te parecen unas crepas? - Pregunté buscando en su clóset un pantalón que había dejado ahí noches atrás.

Muy Juntos Por SiempreWhere stories live. Discover now