Abrazo 24: Quédate Para Siempre Conmigo

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Antes de leer:
El Festival Cultural en Japón se celebra el tres de noviembre con la finalidad de promover las artes, deportes, costumbres, cultura, y aptitudes de los estudiantes japoneses, ya que este festival se lleva a cabo en escuelas de todos los niveles.

Narra Takato

-Takato-kun, ¿quieres que te preste mi uniforme? -preguntó Akira-chan, ladeando su cabeza -. Y tú podrías prestarme el tuyo, creo que podríamos intercambiarlos sin problema.

-¿Eh? -Reaccioné confundido -. ¿Para qué?

La chica apuntó con un movimiento fino hacia el pizarrón y entonces, al ver lo escrito en él, supe que esa época del año había llegado.

Podía presentir, hasta oler, la controversia y los conflictos, los inútiles queriendo demostrar sus nulos talentos, una falda en mis piernas junto con pompones de porrista en mis manos y una peluca en mi cabeza.

El Festival Cultural estaba cerca.

Veintidós de octubre... día en el que se incia con las preparaciones para aquel festival.

Ya podía ver venir las peticiones de maestros, ensayos de chicos porristas con faldas, chicas comprando equipo de béisbol,* músicos afinando sus instrumentos, pintores preparando sus lienzos y yo con un estrés más grande que Chunta.

-De acuerdo, Akira-chan -acepté a su propuesta.

Aunque nuestros tamaños eran muy distintos, nuestra complexión era parecida, así que, en definitiva, con un arreglo por ahí y otro por allá, los uniformes quedarían perfectos a nuestras medidas.

-Sinceramente, me preocupa Azumaya-san -susurró para que sólo yo la oyera, acercándose a mí oído con cierto sigilo -. Con ese tamaño, ninguna falda si quiera le entrará.

- No te preocupes, ya lo tengo resuelto -espetó aquél ángel aterrador, apareciendo de la nada en medio de nosotros dos y soltando sus brillitos.

-¡Wuah! -exclamamos Akira-chan y yo al unísono por la impresión.

-¡No hagas eso idio...! Azumaya-kun -lo regañé aún con el susto presente.

-Me espantaste, Azumaya-san -comentó Akira-chan soltando una risita -. ¿Y bien? ¿Cómo lo harás?

-Algunas chicas me regalaron partes del uniforme que ya no les quedaban, así que sólo es cosa se unirlas y hacer un uniforme de chica bonita a mi talla -explicó sonriente.

-No sé por qué, pero yo tengo el presentimiento de que el uniforme te quedará como Frankenstein -bufé en una inocente burla.

-Te equivocas, Takato-san -negó sin dejar de sonreir, parecía realmente emocionado -. Trabajé de costurero alguna vez, y déjame decirte que mis atuendos quedan di-vi-nos.

Akira-chan se echó a reír por tal tono de divo que puso y yo me morí de la vergüenza.

-Seguirás pareciendo travesti -bufé desviando la mirada.

-Es probable, pero estoy emocionado -farfulló -. Podré ver a Takato-san como una linda y hermosa chica.

-¿¡Eh!? -exclamé temiendo por mi trasero.

-Nada, nada -dijo sacudiendo su mano en un gesto que le restaba importancias a sus palabras anteriores.

Volví a desviar la mirada con indignación y algo de miedo, para toparme a Akira-chan, quien tenía una cara que reflejaba un trauma psicólogo que la acompañaría por el resto de su vida.

Sentí a la vergüenza subiendo hasta mi coronilla, me disculpé con ella, me levanté, golpeé al ángel idiota en la cabeza y me fui de ahí.

Obviamente, yo al ser un estudiante extremadamente popular, no sólo con los alumnos, sino que también con los maestros, casi todos los profesores pidieron mi participación en sus materias para el festival cultural. El único profesor que no, fue el de cocina y por obvias razones.

Muy Juntos Por SiempreWhere stories live. Discover now