°•Lia•°

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Después de desperezarse, la castaña se dirigió al baño de su habitación para darse una ducha caliente y comenzar su día.

Había dormido únicamente con una camiseta de tirantes y short, los cuales retiró junto con su ropa interior y se metió al agua tibia. Soltó un suspiro de relajación al sentir como el agua pasaba por todo su cuerpo, dándose tiempo para disfrutar la placentera sensación.

Después de lavar su pelo y su cuerpo ahora perfectamente desarrollado a comparación de cuando tenía quince años, salió de la ducha y se envolvió en una toalla, secando todo rastro de agua de su cuerpo.

Con la toalla envuelta en su cuerpo, salió del baño y se dirigió a su gran guardarropa.
Jennie se sentía orgullosa de ella, de que finalmente pudo hacerse cargo de ella misma sin dar problemas a otros, pues gracias a los frutos de su trabajo como profesora, pudo conseguirse su propio departamento y surtir su guardarropa de buenas marcas. No era mucho lo que ganaba, pero era buena administrando su dinero.

La castaña se decidió con una falda negra de tubo, que llegaba unos centímetros arriba de sus rodillas, una blusa blanca sencilla pero formal con un pequeño lazo de color negro al cuello, medias color natural y unos stilettos negros. Unas de las pocas cosas que no habían cambiado a lo largo de los años es que el maquillaje no era mucho de su agrado, pero aún así se agregó una capa casi imperceptible de base, un poco de rubor, máscara de pestañas y un brillo labial.
Cepilló su larga melena castaña ahora con rayos rubios en ella e hizo unos cuantos rulos al final.

Ya totalmente lista, se disponía a salir de la habitación de no haber sido por el llamado de Mino.

-Jen ¿Ya te vas?- Dijo el muchacho levantándose y estirando su cuerpo, mientras un bostezo salía de sus labios.

-Sip, tengo que estar temprano con Irene- Dijo Jennie

-Hmm- Dijo haciendo un puchero, provocando que Jennie sonriera.

Mino se puso en la punta de la cama para alcanzar el cuerpo de la castaña, la tomó por las caderas y la acercó hacia él posicionándola entre sus piernas.

-No quiero que te vayas- Dijo haciendo más exagerado y notorio su puchero.

-Me tengo que ir- Dijo Jennie riendo.

-¿Nos veremos después?- Dijo Bajando sus manos de las caderas de la castaña hasta su trasero mientras subía y bajaba las cejas, haciendo cambiar drásticamente el humor de Jennie.

-No, tengo más cosas que hacer por la tarde, nos vemos- Dijo retirando las manos del hombre para darse media vuelta, pero el azabache tomó su muñeca y la hizo voltearse nuevamente.

-Dame un beso antes de irte- Dijo él. Jennie dejó un casto pico en los labios del contrario quien intentó intensificarlo, pero la castaña se alejó rápidamente mientras sonreía de manera falsa y salía de la habitación.

Seguramente se preguntarán el por qué de la actitud de la castaña, pues les explicaré.

La relación de ambos comenzó cuando Jennie comenzó a dar clases en la universidad.
Llegó como una maestra suplente, pero llegó para quedarse. En el transcurso de su tiempo en la universidad conoció a Mino que impartía materias para los chicos del último semestre y era cinco años mayor que ella. Comenzaron a conocerse solo como compañeros y nada más, pero con el paso del tiempo Mino se dió cuenta que la fachada de mujer fría o como le decían "Reina de Hielo" no era más que una coraza externa, se dió cuenta que la ella era una niña pequeña atrapada en el cuerpo de una mujer.
Ambos se hicieron buenos amigos, cercanos y de confianza hasta que hace poco Mino le había pedido a la castaña que fuese su novia.
Jennie al escucharlo se nego rotundamente a aquello, se negaba a caer nuevamente entre las redes del amor, pero el chico insistió y le pidió que lo dejase enamorarla, que se permitiera olvidar y que el la haría feliz. Finalmente Jennie aceptó cautivada por las palabras del chico. Todo iba bien las primeras semanas cuando únicamente salían de vez en cuando o se cruzaban por los pasillos de la universidad hasta que conoció una faceta del muchacho que no había conocido antes. Mino era un encanto de persona, muy lindo y atento, pero era estúpidamente celoso y posesivo y cuando algo le desagradaba llegaba a gritarle o hasta aveces insultarla, para al final del día terminar pidiendo disculpas y la castaña aceptandolas, pues tenía miedo de si la relación terminaba, su amistad se fuera con ella.
La situación se había puesto aún más incómoda con Mino los últimos días, pues al llevar poco tiempo a la castaña lo último que le pasaba por la mente era el sexo, pero Mino se había estado poniendo muy insistente y eso a ella no le agradaba, de hecho la simple idea de pensar en el seco en general era desagradable, pues esa palabra se ligaba perfectamente a la única persona que la había hecho tocar las estrellas en ese ámbito. Jennie le explicó a Mino varias veces que ella no estaba preparada para eso aún y él por el momento lo entendía pero al otro día volvía con una nueva táctica para intentar convencer a la mujer.

Ahora que están informados podemos volver al presente.

Jennie salió de la casa no sin antes tomar las llaves de su auto y un abrigo. Se montó a su auto y condujo hasta la casa de su padre, en dónde a penas tocó la bocina del auto, una sonriente Dahyun salió y se subió en el asiento del copiloto.

-Buen día Jendukie- Dijo Dahyun besando la mejilla de su hermana mayor.

-Buen día Dubu- Dahyun son necesidad de preguntar, conectó su teléfono con Bluetooth a el auto y puso música que sabía que le gustaba a su hermana al igual que a ella.

En el transcurso del camino ambas cantaron como si estuviesen en un concierto, lleno de risas y desafinaciones, pero fue divertido, hasta que llegaron al la universidad.
Dahyun besó nuevamente la mejilla de Jennie y bajó del auto.

Cuando se aseguró de que su hermana entraba perfectamente a las instalaciones de la institución, se dirigió hasta el lugar en donde quedó de verse con Irene.

Al llegar, la mujer ya se encontraba sentada en una mesa bebiendo té. Al verla la mayor se levantó y envolvió a la castaña en un fuerte abrazo.

-¿Cómo estás, cariño?- Preguntó una vez ya sentada.

-Bien, bastante cansada a decir verdad, pero todo marcha bien- Dijo ordenando algo para su desayuno.

-Tu siempre tan trabajadora, linda- Dijo sonriendo sincera. -Sabes que igual no está bien que trabajes tanto-

-No lo hago Unnie, en las mañanas estoy con los niños y en las tardes voy a dar clases a la universidad, estoy bien con los horarios.-

-Más te vale- Dijo con enojo simulado.

-Y cuéntame ¿Tu cómo vas con tu trabajo?- Preguntó Jennie.

-Sabes que me encanta cuidar de Lia, es simplemente única y hermosa-

-Lo sé, esa niña es un encanto- ambas hablaron un rato de el amor que compartían por sus empleos y los niños pequeños hasta que llegaron a un punto interesante en la conversación.

-¿Dices que Lia tiene dos madres?- Dijo Jennie

-Si, yo creo que la adoptaron, aunque Lia en verdad se parece a mi jefa- Dijo pensativa la mayor.

-¿Y que me dices de la otra madre?-

-No la conozco, están divorciadas y aveces la otra mujer va a ver a Lia pero es cuando yo no estoy presente. Lia está totalmente encantada con ella, cada que va visitarla regresa súper cansada y no para hablar de su Mami-

-Ya veo- Dijo Jennie

-De hecho mi jefa me dejó dicho que hoy por la tarde su otra madre pasaría por ella, así que le echas un ojo y me dices como es- Dijo guiñandole un ojo a Jennie haciéndola reír -Seguro debe ser muy hermosa como Lia-

-Seguro que sí, Lia es muy bella- Dijo recordando con cariño a la niña -Sé nos hará tarde, tu tienes que pasar por Lia y yo tengo un par de cosas que hacer- Dijo Jennie pagando la cuenta y levantandose del lugar.

-Bueno, cariño, nos vemos luego ¿Bien?- Dijo dándole un abrazo a la más bajita.

-Claro- Dijo Jennie para después retirarse.

(=^・ェ・^=)(=^・ェ・^=)

Disculpen por haber tardado, estuve ocupada el fin de semana :(

¿Que tal?

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Les agradecería que comentaran si les agrada el rumbo que va llevando la historia, fue como un gran giro 180°

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