Capítulo 1

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        En una oficina de paredes de color caoba, con un gran escritorio el cual se encuentra lleno de cronogramas, solicitudes de becas, y calificaciones adjuntas a aspirantes que desean ingresar a la sagrada institución Pandora, la señorita Eva Rinwood, directora del establecimiento desde hace diez años, planea con entusiasmo otro año escolar.

A pesar de haber gestionado esa escuela largo tiempo, la principal sigue conservando el buen estado físico. Sin estar atada a ningún hombre, ella mantiene su figura coqueta desde siempre con sus faldas ceñidas a la cintura hasta donde comienzan las rodillas, sus camisas amoldadas a la redondez de sus pechos, su cabello rubio recogido para que puedan apreciar sus facciones delicadas como su pequeña nariz y sus labios gruesos.

      Usando la pluma de tinta azul responde con dedicación las solicitudes rechazadas haciendo enfoque en por qué fueron denegadas. El sonido de la puerta vidriada la detiene. Julie, su asistente, golpea hasta que la directora le indica con un fastidiado "Pasa." que ingrese de una vez por todas. La tímida mujer de veinticinco años le entrega un sobre de color hueso y le recuerda que están esperando en la recepción para ingresar los hombres a los que llamó. Eva asiente con molestia y le dirige un ademan con la mano para que se retire. Tomando el sobre en sus delicadas manos rompe el sello rojo que impide la visibilidad de la información.

Instituto Educativo Secundario Pandora.

31 de Agosto del 2014.

Estimada directora:

Con la presente le queremos comunicar nuestros mejores deseos a favor de la Institución de la que se encuentra a cargo. Le pedimos, como todos los años, que sea prudente con la información de las dos clases de alumnos inscriptos en el lugar sagrado el cual dirige. También le informamos que tenga en cuenta las recientes revelaciones que el Oráculo ha compartido.

Sin más que comunicar, he por terminar el escrito.

Atentamente.

El Consejo.

                 Le habían enviado esa carta la semana anterior, pero para recordarle la importancia con la que debía reaccionar volvieron a mandársela. Sin gustarle la idea de apoyar al Oráculo el cual según ella nunca se destacó positivamente sino que trajo consecuencias siempre que dio a conocer alguna revelación, se levanta de su sillón aterciopelado para abrirles la puerta, la cual posee un rectángulo dorado con la inscripción "Directora Rinwood" en letras doradas, a los caballeros que la esperan. Cinco pares de ojos se fijan en ella con la intención de darle a conocer el respeto que se merece la directora. Eva los estudia velozmente, mientras los hace pasar. Cada uno de ellos se coloca en un lugar diferente. El hombre de cabello rubio apagado con unos hoyuelos en el rostro invadido por una barba de tres días toma asiento en el sillón aterciopelado de la principal, estirando sus músculos que Eva nota con cierto agrado gracias a la translucida camisa blanca desabrochada. Ella le dirige una mirada iracunda para acentuar su cargo importante en la jerarquía de poder.

— Profesor. — El hombre asiente con una gran sonrisa en su rostro. — Creo que debería tomar otro asiento.

— Oh, lo lamento directora. — Se disculpa con falsa preocupación a través de un acento extraño. — Es que es un sillón muy bonito.

— Lo sé, por eso es mío.

— Ya basta, Crocs. Déjala hablar. — Interviene el más joven de ese grupo intentando reprimir el ataque de risa.

Crocs se levanta de allí dirigiéndole una sonrisa cómplice al joven, como una broma personal. Eva disgustada por haberle quitado su autoridad suprema les regalo a los dos una mueca de enojo.

La caja de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora