Capítulo 10

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                 Jenna intenta levantarse luego de estar por lo que ella cree una eternidad en el suelo, pero una punzada en su nuca la inmoviliza. Siente como si una energía eléctrica se apodera de cada milímetro de su cuerpo, regenerando cada parte de este. Su sangre hierve y provoca un zumbido en sus oídos. Jamás se sintió tan débil pero a la vez poderosa. Intenta nuevamente incorporarse pero con su respiración agitada parecida a la de un corredor que ha recorrido cien kilómetros y con el temblor de sus piernas, cae nuevamente. Teniendo el odio cerca del suelo puede percibir vibraciones del resto del Instituto sin estar allí presente como el movimiento que hace la lustradora que emplea Gary el conserje, en ese momento. Volviendo a fijar su vista en el cielo raso, se da cuenta que la luz fluorescente que han prendido por que ya es de noche, le molesta a sus ojos. Tanto es la fastidiosa sensación que cierra sus ojos y lo último que ve es a una silueta observándola en lo alto. Al tener la vista reducida, su oído se agudiza aún más, escuchando con claridad las palabras de cada presente en el gimnasio.

— La estrategia salió a la perfección. Mejor de lo que esperaba. — Confiesa Emma satisfecha.

— Lo que acaba de hacer es una violación a la Ley de Seres, querida representante. — Informa burlándose Dean quien adopta una postura tranquilamente formal. — Sería una pena que la delataran enfrente del Consejo.

— ¡No me hagas reír, vampiro! — Exclama sin gracia alguna. — Se muy bien que tu aspiras al cargo de representante vampírico y digamos que tu prontuario no es tan limpio como los demás piensan. Si crees lo contrario porque no visitas el cadáver de Melitta.

                     Lo siguiente que escucha Jenna son golpes fuertes contra la pared del muro colocado por la bruja Warren. Dean hace frente a ese muro que lo contiene de llegar hasta Emma y descargar toda su ira hacia ella. La joven oye los gritos de furia del vampiro que perdió el control completamente. La desesperación del muchacho por la mención de ese peculiar nombre femenino, que no reconoce Jenna, la sorprende pero luego de unos minutos en los que la calma sale del cuerpo de él, los golpes se detienen. La directora Rinwood se levanta de las gradas para llegar junto al vampiro mientras que Crocs entendiendo la rabia de Dean se limita a sacar de la habitación al cuerpo inmovilizado de la chica humana Vanessa.

— Fue suficiente. — Declara firme Eva. — Entiendo que existen ocasiones donde debemos arriesgarnos por el bien de la humanidad pero no necesitamos tocar otros temas que no nos incumbe, Emma.

                La directora del Instituto Pandora entiende que Jenna es apenas una adolescente y que los sobrenaturales no tienen derecho a arrebatarle esa etapa de vida mortal con la que tanto se identifica la pequeña muchacha, pero a pesar de ser la directora del prestigiado colegio no posee voz dentro del Consejo gobernado por su austero padre y en el que Emma tiene un mayor rango que ella aunque trabaje secretamente con el Aquelarre quienes escuchan por sobre todas las cosas al Oráculo antes que al Consejo.

                  Calladamente, Jenna, se incorpora del suelo analizando su alrededor con la mirada vacía sintiéndose como si hubiera nacido nuevamente. Comprueba que la presencia de Vanessa en el recito es inexistente ya que su profesor la sacó a rastras como si fuera la chica un objeto pesado. Mientras nota sus venas latir enérgicamente, piensa en que si Vanessa hubiera permanecido allí probablemente se abalanzaría hacia ella para saborear el resto del líquido cayendo de su cuerpo. Ahora que oficialmente forma parte de la comunidad sobrenatural, comprende perfectamente los pensamientos acerca de lo deliciosos que son los humanos. Al levantar la vista se encuentra con una mirada de ojos azules helados cargados del pesar de los años de la bruja. Sosteniéndole la mirada a la mujer, se da cuenta que Dean en la otra punta del gimnasio está sentado en el suelo con la cabeza baja mientras Crocs le susurra en su oído. Jamás lo había visto tan perturbado y menos por el hecho de un nombre.

La caja de PandoraWhere stories live. Discover now