Capítulo 15

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           El señor Rinwood, en su puesto como Gran Juez tras escuchar las opiniones de los representantes, resolvió que la indefinida seguirá con los constantes entrenamientos y con vigilancia del cuidador Dean Polak por si algún inconveniente se presenta. Después se enfrascaron en una discusión sobre el Banco de sangre que abastece al mundo oculto. Jenna escuchó atentamente la resolución dispuesta. Ya que los humanos donaban en hospitales y no al Banco (por falsa publicidad), iban a hurtarla de allí. A la muchacha le pareció poco ético pero ella ya había descendido del podio y no tenía ningún poder para cambiar la decisión.

          Luego de escuchar el veredicto, la mayoría de los seres abandonaron la sala estrechando la mano de Jenna aun con la expresión maravillada en sus caras. Oberón, el representante del pueblo de las hadas, ofreció sus servicios a la adolescente como muestra de aceptación mientras que Jocelyn se limitó a ignorarla por completo.

Solo quedan en la sala, Dean intercambiando algunas palabras seriamente con Jocelyn que lo contempla con rencor en su mirada mientras que el vampira le regala una sonrisa arrogante de las que le erizan el vello a Jenna. También se encuentra la anciana reconocida como el Oráculo junto con la directora de Pandora. Sentada en uno de los largos bancos intenta agudizar el oído para escuchar la conversación entre la representante vampírica y Dean.

— No me van a sacar de mi puesto ¿entendiste? — Amenaza la mujer de cabellos cobrizos. — Si tú y la supuesta indefinida están armando un plan para destituirme del Consejo, pueden olvidarse de eso porque...

— No me interesa ser representante, estoy bien siendo cuidador de la indefinida. Así que deja de ser tan paranoica. — Declara indiferente. — Si yo quisiera ocupar tu lugar tú ya te habrías ido.

            A la joven, le agrada la idea de estar cerca de Dean mientras ella necesite protección. De igual manera, sigue enojada con él por una innumerable lista de cosas. Como por tratarla de débil y no dejarla ir al baile, decirle que es una niña y no contarle la verdad sobre su madre biológica. En algún momento se lo echaría en cara, sin dudar. Aunque por ahora, se preocupa del dolor de cabeza que comienza a aflorar. Todo el asunto de Blanca como su madre la tiene realmente consternada, ¿ella, hija de un demonio que prometió destruir a los sobrenaturales? Es imposible. Con ganas de irse de ese lugar dirige su vista a Dean quien continúa enfrascado en una discusión con Jocelyn. Sin poder evitarlo, admira los brazos apretados contra su estructural pecho el cual Jenna sintió la dureza bajo sus manos. También divisa la mancha de sangre de su pantalón y rápidamente evoca la cercanía entre los dos que casi termina con un desenlace extraño. Ahoga una risa al observar sus ojos castaños, repletos de pestañas, llameantes de fastidio.

— Es un vampiro apuesto, ¿no crees? — Pregunta el Oráculo sentándose al lado de la joven en el banco mientras apunta con la cabeza el lugar en donde está Dean.

           Al instante, Jenna se ruboriza. La anciana deja el bastón de madera a su lado para acomodarse en el asiento. Dulcemente con sus ojos negros escruta la cara de Jenna quien evita mirar a la anciana por temor de volver a sonrojarse.

— Claro que todos los vampiros irradian belleza, pero a él no intenta esconderla.

          Ya le comienza a molestar el trato del Oráculo hacia ella. ¿Qué pretende la anciana, que la muchacha confíense que Dean le parece el ser más atractivo que vio en su vida? Jamás lo haría, sabe que el sentimiento no es compartido y nunca se arriesgaría a ser rechazada. Sería la burla de todos, hasta incluso de Karmel.

— No me parece lindo. — Titubea orgullosa.

— Oh, yo creí que no eras inmune a sus encantos.

La caja de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora