Capítulo 2

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           El acto de comienzo del ciclo lectivo es tan aburrido como los anteriores años. Escuchan repetidas veces las expectativas elevadas que pretende la institución para sus alumnos. Exigen promedios mayores a siete, sería inaceptable un seis como desempeño global ya que baja el nivel de Pandora que tanto sus predecesores como la directora Rinwood quieren preservar. El silencio invade la atmósfera mientras la principal agradece el buen comportamiento de cada uno. Todos callan sabiendo que una sola palabra de comportamiento incorrecto te condena, y nadie quiere ser rechazado por las mejores Universidades las cuales Pandora te brinda el acceso directo con su exclusividad. Jenna ni siquiera sabe qué hará con su vida, Helen se encargó de inscribirla en esa escuela independientemente de la elección de su hija menor, condenándola a la resignación. Tal vez trabaje en el verano, cuidando niños aunque nunca tuvo roce con los pequeños ya que en su familia siempre hubo gente grande alrededor suyo. Por lo menos sus amigos saben lo que harán al terminar la secundaria, Rubí quiere estudiar abogacía para desarrollar su carácter en una forma paga y Alexander piensa en trabajar como empleado en la fábrica reciclable de su tío, decisión en la que sus padres no están al tanto.

        Al terminar su última frase, los estudiantes poniéndose de pie aplauden al extenso discurso de bienvenida de la autoridad máxima de Pandora. Animados de que se terminaron las formalidades, los tres camaradas, ocupan un lugar en el patio principal. Se recuestan bajo la sombra de uno de los dos árboles existentes allí, intercalando sus cabezas quedando uno al lado del otro. A la derecha Rubí, en el medio y Jenna a la izquierda. El follaje protege a los jóvenes del constante rayo del Sol. La mayoría del alumnado imita sus movimientos y se dedican a conversar en el colosal patio que a veces sirve de cafetería si el día lo amerita con las mesas redondas distribuidas por él.

— Quiero mi casillero. Juro que si me tocan vecinos molestos, me cambio de escuela. —Comenta Rubí con la mano en alto en una solemne promesa.

— Relájate, piensa en que no estamos haciendo tarea. Esto es lo mejor del mundo. — Expresa sereno Alex. — Jenna ayúdale a relajarse.

— Estoy del lado de Rubí, quiero mi casillero.

— Chicas. — Suspira exagerado cerca del oído de las dos muchachas.

— Además nos distraen con ese ridículo análisis de sangre. ¿No es extraño volver a hacernos el examen después de tanto tiempo sin hacerlo?

— Tal vez, las enfermedades son más resistentes ahora. — Defiende el muchacho.

— Tú te crees todo lo que te dicen ¿verdad? — Pregunta retóricamente Rubí ganándose el bufido de él.

— Desde que empezaste a leer esas historias policiales y fantásticas, cuestionas todo.

— Por lo menos tengo curiosidad. — Comenta superior. — No como tú que te conformas con una tonta respuesta.

        El tranquilo momento de receso se rompe con el chillido de los parlantes molestando la audición del alumnado. Pandora podrá estar equipada con la mejor tecnología pero en cuanto a los altavoces el dinero no es bien invertido. Esta vez, la voz aguda como la de una niña toma el control del anuncio. La secretaria intentando parecer madura ante el público atento al informe, nombra con cierta vergüenza nombres y apellidos que Jenna reconoce como los de sus compañeros.

— Y por último, Willmort Jenna. Todos los nombrados deben presentarse en dirección de inmediato. — Finaliza remarcando con una voz firme el "inmediato".

— ¿Qué hiciste? ¿Fumaste hierba en el baño de mujeres? — Bromea su amigo

— Seguramente es para algún ajuste en las becas. — Intenta reconfortar Rubí a la abrumada chica.

La caja de PandoraWhere stories live. Discover now