Capítulo 4

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         Respira lentamente para calmar sus nervios. Siempre odió ser la nueva, por esa razón nunca se involucró en actividades novedosas. Tratando de controlar sus pensamientos como Crocs le sugirió, entra a la habitación con la placa vampiros. Sabe que es la última en incorporarse allí ya que llegó tarde por haberse quedado dormida. No tenía intenciones de ir a la escuela, entonces apagó el despertador continuando con su sueño de manos sujetándola por el hombro. Helen tuvo que sacarla forzosamente de la cama argumentando que no pagaba una escuela privada para que ella sea una holgazana. La arrastró por todo el departamento sin importar las quejas de su hija menor y la subió en el automóvil el cual manejo con gran velocidad pero a pesar de haber llegado rápido ningún alumno se encontrada en los alrededores de Pandora y menos en los corredores.

Al dar el primer paso dentro del aula siente sobre ella los ojos de los presentes como pequeñas agujas pinchándole la piel. Casi podía escuchar la voz de su querido abuelo a modo de apoyo diciéndole que en situaciones embarazosas o incomodas debía actuar como si nada ni nadie la afectara, mostrarse fuerte en cualquier situación.

La sala se compone de múltiples bancos individuales en dirección a la pizarra negra en la que están escritas frases en una letra legible en tiza blanca. Sin ventanas, el ducto de la ventilación es lo único cercano al aire que tiene. El escritorio de Crocs lleno de papeles entintados y con un portafolio negro se encuentra a un costado de la pizarra. Suelo hecho de madera que según averiguo es el material más puro que pueden poseer los sobrenaturales ya que no les provoca nada su contacto. Paredes blancas manchadas de tinta de lapicera en algunos sectores con palabras obscenas e insultos.

En el medio del salón, el profesor de acento francés es interrumpido por la llegada de la chica. Crocs, vestido impecable en una camisa celeste realzando el color verdoso de sus ojos y en unos pantalones grises parecidos a los de un predicador de religión según Jenna, le ofrece una sonrisa pura de agrado a pesar de haber llegado tarde.

— Creí que no vendrías. — Expreso Crocs. — Toma asiento.

       Con su mochila sujeta solo de su hombro derecho echa un rápido vistazo a los lugares individuales disponibles en los que se puede sentar. Miradas asesinas provenientes de extraños ojos rojos y amarillos, los cuales Jenna nunca había visto en su vida, se hunden en su conciencia que intenta pensar en una cerradura inquebrantable como le aconsejo Crocs. Suspira al ver que casi todas las sillas están ocupadas. Cuando por fin divisa un pupitre vacío una muchacha de extenso cabello dorado el cual le llega hasta la cintura levanta la mano como pidiendo permiso al profesor para dedicar unas palabras.

— ¿Qué sucede Karmel? — Pregunta dirigiendo su atención a la chica de nombre israelita.

      La joven abriendo grandes sus ojos ambarinos resaltados por el maquillaje lanza una mirada de desprecio a Jenna quien sin comprender él porque se paraliza en medio de la clase fijándose en esa chica de contemplación engreída. Mira la forma en que Karmel sonriendo de mala manera cruza provocativamente las piernas, levantando un poco su falda gris. Lentamente baja su mano con delicadeza haciendo resaltar su manicura negra perlada, provocando una inseguridad desconocida para Jenna quien lleva sus uñas al natural corroídas gracias al frenético impulso de comérselas.

— Crocs ¿por qué la comida esta apeteciblemente parada en la clase? — Inquiere refiriéndose a Jenna curvando sus gruesos labios rojos y subiendo sus pobladas cejas color trigo.

— Compórtate Karmel, sabes que te pueden dar más tiempo aquí si te declaro incapaz de reinsertarte en la sociedad.

       Jenna sintiéndose el objeto de la clase se escabulle en un pupitre de la primera fila colocando su mochila violeta atrás de su espalda. Deseando desaparecer intenta esconderse en su asiento lejos de las miradas lascivas de sus nuevos compañeros de clase. Pensando en ello, se pregunta que estarán haciendo sus amigos. Supone que están sentados juntos en las clases comunes. Si les contara que está en una habitación llena de carniceros la tratarían de loca. Suelta un suspiro de nostalgia al pensar en todas las experiencias que se perderá junto a sus amigos por estar atrapada en otro mundo paralelo. Por primera vez cae en la cuenta de que ningún conocido se encuentra entre esos alumnos extraños.

La caja de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora