Capitulo XI

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Narra Joselyn:

Ryan se paseaba de un lado a otro en la sala de espera, Lucas estaba al teléfono; no tengo idea de con quien hablaba pero parecía molesto por su expresión y sus movimientos.

La madre de Amette había llegado hacia un par de horas con el qué, nos había comentado, era su prometido. La sala estaba llena de gente, familiares de Amette y amigos del instituto, mi mejor amiga era bastante popular.

–Joselyn, ya es tarde, vuelve a casa.– dijo la madre de Am

–Volveré mañana, hasta luego Sra. Bontt.– me despedí y me fuí en busca de mi primo

Lo encontré sentado en su motocicleta qué estaba aparcada en el estacionamiento, mirando al cielo que estaba oscureciendo. Parecía perdido en las estrellas, no pensaba que percibiera la realidad.

—¿Ryan?— no quería provocar que se asustara, así qué hablé casi murmurando

–Josy...— volvió la mirada hacia mí —¿Va a estar bien?– una lágrima corrió por su mejilla derecha y lo escuché suspirar, intentando mantener su respiración normal

—Los doctores dicen qué no saben con exactitud lo qué tiene, aun está en observación.– expliqué teniendo cuidado con mis palabras, para no causarle más dolor del que ya tenía

–Ya está anocheciendo...– dijo, mirando al horizonte

–Volvamos a casa.– dije tomando su mano –Volveremos después de clases, es tarde, vamos a descansar.–

–Tienes razón.– susurró –¿Te llevo?–
encendió su motocicleta

–Gracias.– me subí detrás de él y me aferré a su cintura

Narra Lucas:

–¡Por dios, Jace!, ella es tu protegida, no la puedes abandonar por un capricho.– grité exasperado al teléfono

Lucas, ¿no puedes entender qué lo que siento por ella es lo qué la pone en más peligro del que te imaginas?– respondió Jace, desde el otro lado de la linea

–Hermano, sólo... Toma la decisión qué creas necesaria; pero no la dejes a su propia suerte. Está perdiendo la vida con cada recuerdo qué recupera.– suspiré agotado de insistirle en lo mismo –Adiós, Jace.– colgué y metí bruscamente el teléfono en el bolsillo de la chaqueta

Regresé a la sala de espera y busqué con la mirada a la madre de Amette. La encontré charlando con unos señores qué iban de traje, serían amigos me imagino. Me acerqué con suma lentitud a ella al ver que esos hombres se retiraban, me miró confundida y luego sonrío, esperando quieta para saber por qué necesitaba hablar con ella...

–Sra. Bontt.– hablé cuando estuve lo suficientemente cerca –Qué gusto verla de nuevo.–

–...Lucas... Hijo de Mateo y Andrea, ¿cierto?– inquirío la mujer, enfocando la vista un par de veces

–Me recuerda, que alivio.– sonreí, aunque era la sonrisa más falsa qué podía hacer

–¿Tiene qué ver con Amette?– preguntó, mirándome directamente a los ojos

–...Sí...– respondí

Aquello no sería nada fácil,  iba explicarle que pronto perdería a su hija.

Me enamoré de un vampiroOnde as histórias ganham vida. Descobre agora