➼ siete

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Capítulo siete:
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Vi como Pauline cerraba sus ojos y su mano caía sobre su regazo. Debía entrar y salvarla, iba a hacerlo.

─Billy, tu sigue tirando agua que yo iré por Line─ ordené.

Me metí a la habitación por la ventana y en cada paso, le tiraba agua al piso para apagar el fuego. Llegué hasta ella y la cargué en mis brazos, tirando el balde. Se veía tranquila, pero respiraba con dificultad así que la saqué lo más rápido posible. Bajé con mucho cuidado las escaleras que estaban apoyadas en el techo y pared de la casa.

─Eres fuerte─ susurré mirándola con los ojos cristalizados y, como pude, quité un mechón de pelo que cubría sus ojos─. Te vas a recuperar. Solo... no me dejes.

─Pauline─ exclamó la mamá de Ruby Gillis─. Oh por Dios, Pauline─ empezó a llorar─. ¿Estas bien, chico?

─Es de ella de quien deben preocuparse.

─Sus padres no van a volver hoy y no tenemos casa─ murmuró mientras observaba el rostro de Line.

─Pauline puede quedar en mi casa junto a Ellie. Necesitan descansar. Line respiró mucho humo y soy el único que las conoce bien para cuidar de ellas.

─Estoy muy agradecida por dejarlas quedar, en serio, eres un ángel─ dijo mientras tocaba mi mejilla y sonreía con lágrimas en sus ojos─. Muchas gracias.

Moví la cabeza en forma de saludo y dejé a Pauline un momento en el suelo para descansar mis brazos. Vi a Ruby irse con Anne y los Cuthbert. También a los demás integrantes de la familia Gillis con los Barry y los Lynde.

Llamé a Ellie que vino corriendo hacia mi. Volví a cargar a Line y las llevé a mi casa. Mi padre, sin obedecer cuando dije que se quedara acostado, me abrió la puerta quedando sorprendido al verme cargando a Pauline y a su hermanita a mi lado.

─Hijo─ fue lo único que salió de su boca.

─Está desmayada. Necesito dejarla en mi habitación hasta que despierte. Por mientras iré a ayudar a reparar la casa de los Gillis─ dijo mientras pasaba─. No pesa casi nada y parece una pluma, pero tuve que parar unas cinco veces porque cansa mucho. Ellie puede quedarse con ella. Y Vete a la cama, papá─ le ordené antes de subír con Line en brazos.

Me acerqué a mi cama y con cuidado la dejé sobre ella. Se veía linda así, no tenía esa expresión malhumorada o divertida, tampoco habían rastro de preocupaciones y parecía dormida, cuando en realidad estaba desmayada o quizá entre la vida y la muerte. Pensar en eso hacía que me dieran ganas de llorar o imaginar una vida sin Pauline, que sería lo más aburrido. Una vida sin ella era como un pastel de manzana sin manzanas, sin eso que lo hacía especial. O fuego sin calor, sin eso que le diera energía.

─Volveré─ dije dándole un beso en la frente.

Me despedí de Ellie y ella sonrió.

•••

Volví, pero ella seguía ahí con la misma posición y expresión facial que cuando salí. Ya estaba por anochecer e intenté varias veces despertarla, pero no hacía nada. Ellie estaba tranquila jugando con su muñeca que logró rescatar del fuego. Bajé para hacer la cena. Una vez hecha, le serví a mi padre y se la llevé.

─¿Cómo estas?─ le pregunté mientras entraba y le entregaba el plato con cubiertos.

─Me siento bien─ sonrió─. ¿Y Pauline?

─Aún no despierta─ dije y me preocupé un poco─. ¿Es malo eso?

─Supongo que despertó y se durmió─ asentí─. Tu come y ve a dormir, lo necesitas.

─Buenas noches.

Salí del cuarto y fui a cenar. Esta vez estaba junto a Ellie, no solo como siempre. Le dije que dejara el plato para lavarlo mañana. Luego, antes de irme a mi habitación, le mostré donde dormiría ella.

─Buenas noches, Gilbert─ la oí decir.

─Buenas noches, pequeña─ sonreí.

Entre a mi habitación, viendo como Line seguía allí. Cerré la puerta detrás de mi antes de quitarme los zapatos.

─Que vergonzoso─ susurré mientras me quitaba el buzo frente a Pauline─. Más vale que no despiertes justo ahora.

Por suerte había logrado que Ellie durmiera en otra habitación, pues dijo que ya estaba grande como para dormir en compañía de su hermana.

Como no tenía dos camas y el piso estaba muy frío para mi, tuve que acostarme al lado de ella solo que dándole la espalda. Cerré los ojos y en minutos logré quedarme dormido.

Oí al gallo cantar. Al despertar noté que estaba en el suelo, también que me dolía la nuca. Me levanté dándome cuenta de que Pauline no estaba en la cama. Me puse mi buzo y bajé corriendo, cuando un delicioso aroma a pastel inundó mis fosas nasales. Entré a la cocina, viendo el pastel en la mesa y a Pauline de espaldas a mi junto a su hermana que estaba sobre una silla observando todo.

─Buenos días, Gilbert─ saludó.

¿Cómo supo que era yo?

─Despertaste─ dije. Se dió vuelta y agregué: ─. Pensé que ya no...

─No te librarás de mi tan fácil─ rió como una bruja.

Me acerqué a ella mientras reía y la envolví en mis brazos, notando su cuerpo frío al lado del mío. Estaba feliz de tenerla a mi lado y poder seguir disfrutando de esa sonrisa. Anne se iba a poner feliz de verla.

─No debiste preparar el desayuno─ comenté cuando la vi preparar dos cafés─, lo iba a hacer yo.

─Pues te gané─ sonrió victoriosa mientras me entregaba una manzana─. Será el mejor desayuno que probaras en tu vida. Lo digo porque lo hice yo y es receta familiar. El pastel contiene un ingrediente secreto que viene desde América del Sur, te va a encantar.

─¿Tienes familia allá?─ negó.

─Tenía.

Mordí mi deliciosa manzana. Nos sentamos para empezar a desayunar. Line sabía que yo no empezaba sin una fruta, por eso la manzana que ella misma cortó de la cosecha. Probé de todo, disfrutando de cada pedazo. Sin duda era la mejor.

De la nada, cierta pelirroja se hizo presente en mi cabeza cuando miré la manzana de Pauline. Ella me miró sin entender el por qué la miraba comer la fruta.

─¿Qué pasa?─ preguntó. Y ahí, en ese justo momento, supe que todo lo que dijo Pauline era real. Lo de mis sentimientos hacia la menor de los Cuthbert. No estaba decidido si decirle a Line, pero ella esperaba mi respuesta. No sé que tenía de malo decírselo. Tal vez era el miedo de que se burlara de mi, se lo dijera a todos, se enojara por no decirlo antes, o se quedara triste pensando en que la iba a olvidar. Ella carraspeó y volvió a preguntar: ─. ¿Estas bien, Gilbert?

Ellie miraba todo curiosamente, mientras tenía la boca llena de pastel.

─Si...─ asentí dudoso. Se lo iba a decir─. Solo que...─ estaba nervioso y mis manos empezaban a sudar. Aunque no sabía por qué, si era mi mejor amiga y confiaba en ella. Bueno, no importa, le diré antes de que lo descubra─. Me gusta Anne.

Sin decir nada, se fue a la habitación de mi padre. Intenté seguirla, pero cerró la puerta en mi cara.

─Pauline─ exclamé golpeando la puerta.

SOLO AMIGOS | g.b ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora