➼ dieciséis

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Capítulo dieciséis:
Club de Escritura.

Antes de que Billy volviera a darme otro golpe, alguien golpeó a los otros chicos. Luego fue por el rubio, dándole fuertes puñetazos. Me levanté rápidamente, sintiendo dolor en toda mi parte derecha de la cara.

Estaba viendo una pelea entre Billy Andrews y Gilbert Blythe.

─Te dije que te alejaras de ella─ exclamó el castaño derribando al rubio─. Y que si no lo hacías, volvería a golpearte como la última vez.

•••

Me encontraba en mi casa, con mi madre curando mis heridas mientras Gilbert le contaba a mi padre lo ducedido. Empecé a llorar cuando recordé que destruyeron mi libro favorito, y mi cara no importaba en ese momento.

─Hablaré con su madre─ dijo mamá muy enojada─. Y si no me escucha, se las verá con una embarazada furiosa.

─No, catiño, tu debes quedarte a descansar como dijo el doctor─ habló mi padre con una expresión seria─. Yo iré a hablar con sus padres. Gilbert, ¿me acompañas?

─Ni lo pienses, Walter─ exclamó mi madre, golpeando sin querer, y suavemente, mi pómulo con el algodón─. Debo dejar en claro que meterse con mi familia, es meterse conmigo.

─Es lo que voy a explicarles, Emilia─ espetó papá─. Y tu te quedarás aquí, descansando como debes─ cuando me miró, su expresión se ablandó un poco─. Tu también ven, hija.

Asentí.

Me despedí de mi madre, quien murmuraba cosas enojada y con el ceño tan fruncido que un poco más y desaparecerían sus ojos. Salimos los tres de la casa luego de agarrar nuestros abrigos, comenzando a caminar en silencio. Mi padre parecía estar pensando las palabras que iba a decir junto a Gilbert. Una vez que llegamos a la casa de los Andrews, la madre de Billy, Jane y Prissy, nos abrió la puerta.

─Buenas tardes, señorita Andrews─ saludó mi padre.

─Buenas tardes, señor Roberts─ saludó mientras nos miraba a Gilbert y a mi confundida─. ¿Necesitan algo?

Tanto yo como el castaño teníamos moretones en nuestras caras. Mi mejilla tenía un pequeño corte y el labio de Gilbert tenía sangre seca. Fácilmente podrían deducir que nos habíamos golpeado entre nosotros.

─Si, necesitamos hablar con usted y su esposo sobre el comportamiento de Billy─ dijo papá, ganándose una mirada sorprendida de la mujer.

Una vez dentro de la casa, nos condujo a la sala y nos dejó ahí para ir a llamar a su marido. Segundos después, Harmon Andrews apareció con una mirada confusa. Saludó a mi padre con un apretón de manos amistoso y luego dirigió si vista hacia Gilbert y a mi.

SOLO AMIGOS | g.b ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora