➼ dieciocho

10.3K 1.1K 1.1K
                                    

•

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•.•.•

Capítulo dieciocho:
Avonlea otra vez.

Caminaba por las calles de la ciudad a paso apresurado. Miraba mi reloj cada dos segundos y el miedo de llegar tarde tomaba paso lentamente hacia cada extremo de mi cuerpo. No podía correr por el peso de mis maletas, así que me esforzaba por llegar a mi destino bajo las miradas de algunos.

Estaba claro que ver a una mujer de veinticuatro años, con un equipaje sumamente pesado y corriendoa como si no hubiera un mañana, no era algo muy común que sucediera. No era algo típico de ver todas las mañanas.

¿Pero por qué tan apresurada, Pauline? Pues debía volver a Avonlea para cuidar a una niña de quince años y a un niño de ocho antes de que los llevaran a un orfanato.

Luego de la muerte de mi tía, me quedé a cargo de su casa. Ella me heredó todo lo que una vez fue de mis abuelos. Esa mujer de verdad fue un gran ejemplo para mi, con sus chistes de doble sentido, sus copas de vino a media noche, y sus palabras alentadoras. Tía Elizabeth fue una de las mujeres de mi vida.

Y papá, oh papá. Luchó tanto, soportó tanto, pero se fue como un verdadero héroe. Lamentablemente la noticia me llegó semanas después, algo que me dejó más devastada que nunca.

Ahora volvería por mis hermanos, los que no veía desde hace cuatro años, que fue cuando vinieron a visitarme. Conseguiría un puesto de maestra en Avonlea, o en Charlottetown, pero cuidaría de Ellie y John. Ellos merecían todo lo bueno.

Y bueno, Gilbert. No logré saber con certeza en dónde se encontraba en estos momentos ya que su última carta llegó un día después de todo la noticia sobre mi padre. Le había respondido, pero aún no recibía respuestas, y no las iba a recibir. Solo me quedaba tener esperanzas de que estaría en su casa, donde vivía antes de irse a estudiar a Canadá.

Finalmente llegué al muelle a tiempo. Compré mi pasaje y coloqué mi equipaje para que lo subieran. Suspirando aliviada, subí al barco. Me sentía nerviosa pero a la vez con una pizca de emoción. Al fin, luego de ocho años de estudio infinito, iba a ver a mis amigos y hermanos.

Fui al camerino que me habían asignado. Estaba más remodelado a comparación del que me tocó cuando vine a vivir a Inglaterra. La cama era más cómoda, y las mesas de luz tenían bonitas decoraciones.

Sentí como el bote zarpaba y como se balanceaba entre las olas. En unos días ya estaría pisando la isla Príncipe Edward.

•••

El sol me cegó un poco al bajar, junto a la brisa otoñal. Sonreí al ver a una chica castaña y con ojos azules. A su lado había un niño con las mismas características.

─¡Line!─ gritó el menor corriendo a abrazarme.

─John, te extrañé─ le devolví el abrazo antes atraer a Ellie hacia mí para unirla─. Los extrañé a ambos.

SOLO AMIGOS | g.b ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora