➼ cinco

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Capítulo cinco:
No va a volver.

Los días pasaron e invierno ya había llegado con una fuerte nevada. Habíamos estado jugando al juego de la botella junto a mis compañeros de clase, gracias a eso di mi primer beso con Aaron.

Ahora, más que nunca, estaba confundida sobre lo que sentía. Es decir, aún no superaba a Gilbert pero se me hacía imposible no quedarme embobada mirando a mi rubio amigo Aaron, era como si tuviera algo que captara toda mi atención y sus ojos eran como dos estrellas brillantes.

─¿Pararme delante del salón, con todo el mundo mirándome?─ oí a Cole que estaba frente a mi haciéndole un peinado a Anne.

─Eso es lo dichoso de hacerlo─ dijo la pelirroja.

─Para nada, es como estar bajo un microscopio.

Volví a meterme en mis pensamientos mientras hacía una flor con tinta en mi mano, ya que estaba esperando al que el profesor dejara de escribir en el pizarrón para copiar.

─¡Cole Mackenzie!─ el grito del profesor me sacó de onda y rápidamente lo miré como si me hubiese llamado a mi─. Ya que pareces ser tan proclive a lo femenino, vamos a complacer tus gustos. Puedes sentarte con las chicas.

Todo se quedó en silencio hasta que Billy rió y empezó a burlarse junto a sus amigos. Me levanté y me senté en mi lugar mientras las demás chicas hacían lo mismo, dejándole uno a Cole.

─Ya puedes dejar de reirte como idiota, Billy─ solté lanzándole una mirada asesina.

El rubio borró todo rastro de diversión para mirarme de arriba a abajo. En ningún momento perdí mi postura de seguridad, por lo que lo miré de la misma manera para luego sonreir satisfecha ante su bufido.

•••

─Mamá─ llamé sentándome a su lado viéndola tejer. Me miró dándome a entender que tenía su atención─. El otro día, en casa de Anne, hablamos de besos─ soltó una risa.

─¿Y cuál es el problema?─ preguntó divertida.

─Bueno─ hice una pausa para pensar, ¿cuál era el problema? ¿Quizá el miedo de nunca llegar a poder besar a alguien? ¿No tener unos labios besables como Anne dijo que tenía Diana?─. ¿Te parece que mi boca es bonita?

Mi madre soltó una carcajada y no pude evitar sentirme avergonzada. Quizá esas cosas no se preguntaban.

─Ve a preparar la mesa, por favor─ dijo una vez que se calmó─. Y que no te preocupen esas cosas insignificantes, cuando llegue el momento te darás cuenta que esa inseguridad es tonta.

Suspiré asintiendo. Me levanté y fui a tender la mesa. Rápidamente mi padre entró al comedor dejando una fuente de ensalada para después llamar a mi hermana.

SOLO AMIGOS | g.b ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora