➼ doce

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Capítulo doce:
Protesta.

Saqué mi pañuelo blanco una vez que llegué a la escuela. Me senté a esperar a que Anne llegara. Una vez que llegó, junto a Matthew y Marilla, la noté un poco decaída, pero como yo estaba igual no quise preguntar.

─Pauline, ¿puedes hablar tu?─ me preguntó cuando llegó a mi lado─. Tienes una voz fuerte y estoy segura que dirás más de lo planeado.

─Seguro, Anne─ le sonreí con tranquilidad.

A los segundos llegó Gilbert, quien nos saludó con una sonrisa. Esperamos un poco más ya que faltaban los demás chicos y la señorita Stacy. Me balanceaba con inquietud, moviendo mi pañuelo de lado a lado. Nadie llegaba.

─No vendrán. ¿Después de todo esto?─ se atrevió a decir Anne con nervios.

─Ten fe─ suspiró Gilbert─. Es una sugerencia. No te diré qué hacer.

─Decir eso no te hace posesivo─ dije divertida y la pelirroja rió conmigo.

El castaño solo rodó sus ojos con una sonrisa avergonzada.

De pronto oímos el ruido de un motor a nuestra derecha. Era la bicicleta de la señorita Stacy. Sonreí con emoción cuando vi a Moody y a Charlie acercarse también con sus pañuelos blancos. Pronto fueron llegando Tillie junto a Ruby, quienes tambien portaban sus pedazos de tela blanca.

─Bienvenidos─ saludó Anne con una gran sonrisa en su cara.

─Prissy─ saludé sorprendida de que estuviera con nosotros.

─Jane dijo que estabas haciendo una tontería con la que estaba en total desacuerdo─ dijo la rubia mirando a Anne─. Así que vine. ¿Puedo unirme?

─Cuantos más, mejor─ aceptó la pelirroja.

Cuando estuvimos ya todos prontos, comenzamos nuestra caminata hacia el ayuntamiento. En el camino nos preocupamos por hacer el mayor ruido posible, agitando nuestros pañuelos y dando gritos de euforia. Las personas nos miraban confundidas, pero a la vez con diversión. Otros se unieron con gusto a nuestra marcha.

─¡No sé que es esto, pero me uniré!─ oí la voz de mi tía─. Si tu padre pregunta, fui a comprar biberones para tu hermano.

─Claro, tía─ reí.

La vi irse a un lado de la señorita Stacy antes de que un brazo se posara sobre mis hombros. Los gritos eufóricos de Gilbert inundaron mis oídos de una manera aturdidora, pero aún así le seguí el juego, comenzando a saltar con él.

Al llegar, todos sacaron sus carteles antes de entrar al lugar donde se reunían los viejos retrógradas, sin ofender a Rachel Lynde.

─¡Todos adentro!─ grité abriendo la puerta junto a Moody.

SOLO AMIGOS | g.b ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora