❝Estamos del otro lado, la pantalla somos nosotros y nosotros somos la televisión. Reza por las astillas, reza por tu miedo, reza por tu vida que fue solo un sueño... Reza porque el hombre que amaste es el monstruo al que le temes❞
═.✵.══════════ In the land of gods and monsters I was an angel Living in the garden of evil ══════════.✵.═
➳gods & monster - lana del rey
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Tokyo, December 1975
El show y la conferencia de prensa habían salido bien. Los muchachos de vez en cuando habían puesto nerviosos, tener tantas cámaras sobre sus rostros los intimidaba levemente.
Brian pestañeaba con mucha más frecuencia al momento de hablar, John directamente no decía nada, tenía miedo de tartamudear demasiado y trataba de desviar las preguntas hacia los demás. Freddie y Roger se explayaban más, sin miedo y con seguridad en sus palabras, pero este último estaba un poco distraído, su mente estaba en otro lugar, en otra persona. En Aida.
En medio de la conferencia la chica se había metido de repente en su mente, y sentía la necesidad de verla o llamarla, como si la extrañara, pero sabía perfectamente que no era por eso, de ninguna manera. No la extrañaba, en absoluto, sólo sentía una desesperación en su interior por saber de ella.
En el hotel, mientras sus amigos tomaban cervezas y conversaban entre ellos sobre cómo los habían recibido en Tokio y el calor de los fanáticos hacia ellos, y el hecho de que no se imaginaron fueran tantos. Pero Roger no prestaba atención a nada de eso, estaba buscando la manera de comunicarse con Aida, ¿Por qué quería saber de ella? Recién habían comenzado a entablar una amistad, pero aún así no eran demasiados cercanos.
¿Ella le gustaba? ¡No tenía ni idea! Y esto lo confundía más.
¿Qué debía hacer? ¿Enviarle una carta? ¡Na! Demasiado lento.
¿Llamarla? parecía ser la mejor opción pero ¿Cómo? Ni siquiera había anotado el número de la chica en su agenda, no le había interesado guardar su número, no tenía intenciones de volverla a llamar.
—No me atienden, ninguna de las dos —bufó John.
—¿Chloe tampoco? —cuestionó Brian, con preocupación. John negó.
Roger lo vio dejar su pequeña agenda de bolsillo en el mueble junto al teléfono ¡Ahí estaba su solución!
—Bueno, será mejor que vamos a dormir, mañana podremos volver a llamar a las chicas —los convencio Freddie, todos asintieron.
