❝Estamos del otro lado, la pantalla somos nosotros y nosotros somos la televisión. Reza por las astillas, reza por tu miedo, reza por tu vida que fue solo un sueño... Reza porque el hombre que amaste es el monstruo al que le temes❞
═.✵.══════════ My life is in your hands I'll fo and I'll fie ══════════.✵.═
➳the march of the black queen - queen
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London, May 1976
De los delgados y rosáceos labios de Roger se escapaba un suspiro nervioso, mientras miraba el machimbre del techo desde el colchón de su cama.
—En silencio, acuéstate en tu cama. Cierra los ojos y relaja tu mente —le había indicado hace unos minutos Brian—. Tus manos y pies no deben estar en contacto entre sí, ni con otras extremidades de tu cuerpo.
Roger abrió las piernas y los brazos, quedando como una estrella de mar, sin contacto con su cuerpo. Cerró los ojos, calmó su respiración e idealizó en su mente la imagen de Dominique.
Pero la imagen a penas adquirida se desvaneció, reemplazando el recuerdo de su padre golpeándolo en el rostro.
Abrió los ojos espantado y su respiración comenzaba a tornarse violenta.
—Concéntrate Roger —se auto alentó. No sabía cuánto tiempo más tenía para perder.
Tomó aire, llenando sus pulmones. Volvió a cerrar sus ojos, relajando el cuerpo y la mente, intentando una vez más imaginar a Dominique como la había visto por última vez en su noviazgo.
Cuando finalmente logró captar la imagen pronunció en voz alta la siguiente invocación:
—Querido Ángel, te estoy invocando a ti para que me ayudes a gobernar mi vida. A través de los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra recibe mi súplica, preséntate ante mi.
Silencio. Completo y absoluto silencio.
Los ojos de Roger permanecían cerrados, la respiración inhalaba serena, como un río quieto; y el sueño de su tranquilidad lo hacía desvanecerse en su dormitar.
—Rog.
Él abrió de a poco sus ojos somnolientos.
—Rog —repitió aquella voz.
Con sus orbes azules abiertas de par en par se levantó de un golpe. Quien lo llamaba no era Aida.
