❝Estamos del otro lado, la pantalla somos nosotros y nosotros somos la televisión. Reza por las astillas, reza por tu miedo, reza por tu vida que fue solo un sueño... Reza porque el hombre que amaste es el monstruo al que le temes❞
═.✵.══════════ It's as if I'm scared. It's as if I'm terrified. It's as if I scared. It's as if I'm playing with fire. Scared. It's as if I'm terrified. Are you scared? Are we playing with fire? ══════════.✵.═
➳relax, take it easy - mika
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Tokyo, December 1975.
Roger dormía sobre unas colchas y cojines en el suelo, a pocos metros de la cama, donde Aida lo observaba profundamente dormido. Tenía el cabello desparramado por su rostro y la boca ligeramente abierta. Ineludiblemente pensó en lo bellísimo que se veía.
No tardó en poner los ojos en blanco y voltear su mirada hacia el techo en cuanto se dio cuenta estaba mirándolo embobada. Le seguía pareciendo extraño él llegara a gustarle. Siempre se dijo a sí misma que los hombres rubios, de ojos claros, terriblemente hegemónicos y británicos no eran su tipo.
Pero allí estaba, mirando al precioso hombre, rubio, de ojos claros, británico y terriblemente hegemónico, como nunca había mirado a cualquier estadounidense.
—Buenos días —la voz ronca de Roger la asustó un poco, estaba tan distraída en él que ni siquiera se había percatado de que estaba despertando. Él tallaba sus ojos, mientras se sentaba sobre su improvisado lugar de dormir.
Aida dejó de mirarlo cuando notó que aún no llevaba camisa.
—¿Te encuentras bien? —preguntó él después de sentir su silencio, ella asintió—. ¿Dormiste bien?
Ella volvió asentir, sin mirarlo. Los recuerdos de la noche anterior habían llegado a ella y le era inevitable no sentirse incómoda al respecto, pues había irrumpido en su habitación verlo y había arrancado su ropa. Pero lo que más la avergonzaba era haber discutido con él tan fervientemente, traicionarlo con uno de los puntos débiles que él le había confiado dejaba mucho que desear en su ética.
Además, no saber qué sentía por él y lo confundida que estaba le hacía temer tartamudear cuando le hablara o decirle lo lindo que se veía en las mañanas. Tampoco sabía qué comentarle. No podía darle más información de la dada sobre lo sobrenatural que veía en Roger. Ni de lo apasionados y necesitados que habían estado uno con el otro, que de hecho; Aida sabía que no había significado nada para él, y para ser honestos ni siquiera sabía si había significado algo para ella.
