❝Estamos del otro lado, la pantalla somos nosotros y nosotros somos la televisión. Reza por las astillas, reza por tu miedo, reza por tu vida que fue solo un sueño... Reza porque el hombre que amaste es el monstruo al que le temes❞
═.✵.══════════ What if I'm down? What if I'm out? What if I'm someone you won't talk about? I'm fallin' again I'm fallin' again I'm fallin' ══════════.✵.═
➳falling - harry styles
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London, March 1976
—Estábamos en casa y entraron a robar —decía Aida—. Eso fue todo.
En casa
Solían llamar así el lugar donde pasaban la noche juntos, sea en el apartamento de ella o en de él, no importaba mucho donde la verdad, simplemente era su casa donde quiera que estuvieran juntos.
—No hubo ninguna violencia de género ni nada de lo que dicen de Roger es cierto. Es sólo una mala jugada de la prensa amarillista —lo defendió, como la verdadera Juana de Arco que Roger le había dicho ser.
La policía no lograba creer del todo el relato de Aida, por lo cual voltearon hacía Roger, quien absorto de la conversación observaba sus manos sobre el regazo. Estaba más preocupado por su vida personal y familiar que por las suposiciones de la policía.
—¿Fue así señor Taylor? —lo increparon.
—Si. —se limitó a decir— ¿Ya nos podemos ir?
El oficial, sin remedio alguno asintió derrotado. Roger se levantó de la silla y estirando su mano hasta Aida dijo:
—Mi amor ¿Vamos?
La castaña le regaló una sonrisa, tomando la mano de su novio y encaminándose hacía la salida. Sujeta a la mano de él, sentía que ni siquiera todos esos periodistas juntos que la estaban atosigando con preguntas acosadoras podrían lastimarla si él estaba sosteniéndola.
Pero la sensación murió cuando dentro del auto, sentados en la parte trasera, Roger la soltó inmediatamente, como si no soportara ni un segundo más teniendo contacto físico con ella.
La menor no le apartó los ojos de encima, esperando que él le diera una respuesta, tal y como siempre hacía. Roger era un hombre atento, sólo bastaba un gesto para que él supiera lo que ella necesitaba, y cuando no lograba descifrarlo él simplemente volteaba a verla y con su ronca y tierna voz decía: ¿qué pasa nena?
