13; dark paradise

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Where did you come from, baby?
How did you know I needed you?
How did you know I needed you so badly?
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you sexy thing - hot chocolate

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Tokyo, December 1975

El rostro de Roger se tornó pálido, tenía miedo. Las palabras de la castaña lo habían desorbitado, se imaginaba mil problemas en los cuales podría estar involucrado y la mayoría se trataba de mujeres. Nunca le había faltado el respeto a ninguna, pero ya había recibido una carta amenazadora por parte de una ex amante antes y por poco lo lleva a juicio.

Pero sus problemas eran más graves que las mujeres despechadas, y estaba muy cerca de descubrirlo.

El frío le quemó su piel desnuda y chilló.

—Hace frío aquí —se abrazó a si mismo—, cierra la ventana, por favor.

Aida se volteó hacía la ventana, dispuesta a cerrarla. Pero está se encontraba sellada.

—La ventana ya está cerrada —respondió ella, desviando su vista hasta él.

—Hay que cerrarla mejor, se va abr...

Las palabras de Roger no terminaron de abandonar sus labios cuando las ventanas se abrieron de par en par, por la fuerza de una tórrida ráfaga de viento, haciéndolas estrellarse en la pared, destrozando el cristal en millones de pedazos, golpeando la madera del suelo.

Aida quieta en su lugar, giró en su propio eje para mirar boquiabierta a Roger ¿Acaso él acababa de predecir que las ventanas iban a abrirse? ¡Era imposible! ni siquiera ella lo podía hacer.

—¿Qué demonios fue eso? —preguntó exigente.

—¿Por qué no me lo respondes tú? —respondió secamente el músico— ¿qué demonios me hiciste cuando nos besamos? ¡Me contagiaste algo o qué!

Ella río burlesca.

—¿Tú escuchas las estupideces que dices? ¿Al menos te parece lógico de que sea mi culpa tú te comportes como un fenómeno? —estaba incrédula.

—¿Yo soy el fenómeno? —río asperamente— ¡Tú eres el puto fenómeno! —tiró sus brazos al aire. Aida lo notaba exasperado, pero a diferencia de los demás no podía sentir las emociones de Roger— ¡Desde que te conocí actúas como una jodida rara! Tienes secretos, sucios secretos, Aida ¿Tú creés que alguien puede ser bueno todo el tiempo? ¡No confío en las mosquitas muertas como tú! —fue brutalmente sincero.

—¿No confías en mí? —se acercó sigilosamente a él—, entonces ¿¡por qué mierda me hablaste de tu jodida novia muerta!?

Fue un golpe bajo para Roger. Tragó saliva con dificultad y su respiración comenzó a agitarse, su pulso se aceleró. Enterró los dedos en su cabellera rubia, se sentía perder el control.

—Roger... Roger ¿estás bien? —preguntó ella, alarmada.

El rubio apartó las manos de la chica y se echó hacia atrás, golpeándose con la puerta. El cuerpo entero entró en un calor casi infernal, sus oídos comenzaron a pitar. Sabia a lo que se estaba enfrentando, era otro de tantos ataques de ira. Y sabia perfectamente que podría lastimar a la chica, pero lejos de sus deseos estaba hacerlo.

El trastorno explosivo intermitente era el mayor defecto de Roger, y él estaba acostumbrado a eso, pero sin embargo esta vez de sentía diferente, más intenso, más fuerte, menos controlable.

—¿Qué haces aquí? —demandó, tratando de calmarse.

La joven no supo qué decir, se sentía extraña. Nunca había vivido una situación así con Roger, si bien no habían vivido casi ninguna a solas, esta no era una que hubiese elegido presenciar. Estaba nerviosa, no sabía cómo actuar, ni qué decirle ¿cómo le explicaba ahora que se había sentido aterrada de perderlo aún sin querer siquiera tenerlo? sobre todo ¿cómo le decía sin parecer una loca que había visto a su alma vagar?

—¡Aida! —el gritó la asustó—. ¡Responde!

—Oye, sé que estás histérico por algo por lo que extrañamente me culpas a mí, pero no tengo ni idea de lo que te sucede, y no gasté el dinero de mi universidad para venir a verte por la simple razón de que estaba aterrada de que algo te sucediera ¡Porque te vi jodidamente muerto! y tú te des el tupé de perder la cabeza y gritarme —la bronca detonaba en cada una de sus palabras.

Roger quedó aún más pálido, su boca se abrió ligeramente y balbuceaba el nombre de la menor.

—Aida ¿Q-qué has dicho? —su voz sonaba temerosa.

La joven inmediatamente se dio cuenta de que, en un improvisto, había hablado de más, y no encontró las palabras siguientes, ni una buena respuesta que dar.

—¿Gastaste tus ahorros de la universidad? —preguntó él, negando con su cabeza—. No debiste hacer eso, Aida.

Ella levantó bruscamente su vista del suelo para clavarla sobre él ¿Acaso no había escuchado que lo había visto muerto?

—Y-y, tú me viste m-muerto —balbuceo de nuevo, sentándose en el suelo, no podía mantenerse en pie, le dolía terriblemente la espalda.

—Roger...

—Y-Yo... Yo te he necesitado todo el día —la interrumpió—, desde anoche y, me he sentido agotado, deshecho, como cuando estas cerca de mi, pero tú no estabas y luego te has aparecido aquí y yo... he podido tocarte y todo eso ha desaparecido, se fue, tan repentino como tú llegaste —pensó en voz alta, mirando el suelo, como si buscara allí la respuesta—. Y tú luego dices haberme visto muerto, yo, creo que quizás percibiste mi problema de salud.

Él decía cosas que parecían ser irracionales, Aida no lograba comprender del todo ¿Él se había sentido con la misma necesidad que ella? ¿Ambos se habían necesitado ilógicamente?

—¿Tu problema de salud? —repitió ella—, espera ¿Cómo que problema de salud?

—Me siento enfermo y mi espalda duele demasiado, parece que llevo un jodido peso encima de mi —declaró él.

Ella se paró de la cama y quiso caminar hacia él, pero sus pies se clavaron en el suelo, sintiendo sus piernas pesadas como cemento, no pudo moverse y por un momento pensó que tampoco podía respirar.

El miedo volvía a clavársele en la nuca.

Allí estaba de nuevo.

La misma silueta del jardín, con la tenue luz de la luna que entraba por la ventana. Podía ver con claridad el rostro del mismo espectro de ayer. Aferrado al cuello de Roger, manteniéndose encorbado, de una forma escalofriante, sobre ños hombros del muchacho.

—Roger —dijo ella, tratando de calmar su voz aterrada—, ¿Te duele la espalda ahora?

—Terriblemente —respondió el rubio, con voz cansada.

𝕸𝖔𝖓𝖘𝖙𝖊𝖗 🥀 Roger Taylor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora