Capítulo 08

1.3K 118 97
                                    

Jeremy

-¡Cuidado!

Escuche gritar a alguien antes de ser golpeado fuertemente en la cabeza para terminar bajo el agua. Lo último que recuerdo fue haber escuchado su voz.
Desde que la vi entrar con aquellos tenis de lucesitas, su bata cubierta de varias estampillas, con una enorme sonrisa mientras que su coleta de caballo se movia de un lado al otro sabía que esto sería problemático, que ella sería un problema y no me equivoque.

Ocho horas antes del incidente.

Se supone que hoy es mi día libre sin embargo no se siente de esa manera, normalmente suelo quedarme dormido todo el día para recargar mis baterías por todos los horarios tan complejos que tengo, no suelo ser alguien que dura mas de ocho horas dormido pero vale la pena el intento. Solté un largo suspiro al escuchar nuevamente aquel sonido que me impedía dormir tranquilo, no importaba cuanto tratara de ignorarlo seguía sonando y algo como ponerlo en silencio no era opción, también podía surgir algún trabajo importante y no quería no ser participe de ello. Tras volver a escuchar aquella melodia decidí tomarlo para observar el nombre de la persona que causaba mi impidimento al reconsilio del sueño.

-¿Por qué no contestas mis llamadas?

-Estaba descansando, Jamie. Es mi único día libre y lo único que necesito es dormir.

-Entiendo pero aún así deberías contestar mis llamadas.

-¿Que sucede? ¿Hay alguna emergencia?

-¿Aparte de la vulpeja de Kelly? No, ninguno.

-Esa no es la forma de hablar de una dama.

-Y tu trabajo no es la forma de un Carmona.

-¿Que necesitas Jamie?
-pregunte llendo al punto. Después de todo mi hermana solo me llamaba cuando necesitaba algo.

-Que me saques de aquí. Estoy arta de ver a esta gente, no puedo con ellos.

-Siempre exageras las cosas. No puede ser tan malo.

-No dejan de hablar y arreglar los detalles del tan ambicionado día. A este paso terminaré en una clínica psicólogica y sabes a quien culparme siempre, a ti y tendrás que vivir con ello toda tu vida.

-Jamie.

-Solo ven con alguna excusa, no se, rompete una pierna, di que te contagiaste de algún virus o algo por el estilo. Solo sacame de aqui-dijo suplicante. Solté un largo suspiro mientras quitaba las sábanas que me cubrían para levantarme.

-De acuerdo. Iré por ti.

-Eres el mejor.

Y con ello la llamada terminó. Me levante por completo de la cama tome una ducha, me vesti con unos pantoles de mezclilla y una camiseta negra. Me asegure de cerrar las ventanas y dejarle un poco de comida a vibrisas para salir de mi departamento, mire hacia el departamento de la doctora Shuster pero como era costumbre ningún sonido se imitia de ese lugar, al parecer es alguien más cautelosa de lo que aparenta ser.
Salí del edificio y tomé un taxi en dirección a mi hogar, este tipo de viajes me eran bastante tediosos, no sólo por el tráfico más bien era hacia el lugar al que me dirigía. Tenía años sin pisar mi hogar, no sólo por la última discusión que tuvimos, ahora también era por la nueva razón la cual llevaba nombre, baje del taxi una vez que llegue a antiguo hogar, como siempre el jardín era impecable, ninguna mancha decoraba las grandes paredes blancas de la mansión y nisiquiera una pequeña mota de polvo podía visualizar los ventabales, me acerque para ir y tocar el timbre pero la puerta de abrió antes que yo pudiese levantar mi mano.

Invidente amor ©Where stories live. Discover now