Capítulo 12

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Jeremy

Había ocurrido un accidente automovilístico del cual todas las personas implicadas habían terminado en urgencias algunas más graves que otras pero con la pequeña fortuna de no tener a un fallecido o al menos no por el momento. Cuando fui llamado por la enfermera corrí de inmediato con mi equipo, la única persona que hacía falta pero la doctora Shuster pero no pensaba perder mi tiempo en buscarla solo me concentre en las personas, para cuando llegue un médico ya había dado las instrucciones de como se llevaría este caos, incluso varios quirofanos ya estaban listos y lo único que hacía falta era a los médicos cirujanos, las salas están una al lado de las otras por lo que me sorprendio al notar que una ya estaba en uso.

—¿Quien se encuentra operando? —cuestione a la enfermera que me ayuda en mi preparación.

—La doctora Shuster es la que se encuentra dentro, fue ella quien dio las órdenes sobre cómo debíamos proceder.

En ese momento estaba seguro que si no esto no fuese una situación de vida o muerte habría salido dea sala para ir a reñirla y recordarle las simples reglas básicas de este hospital pero ahora mismo cada segundo era importante por lo que lo deje pasar.
Al terminar la operación mire hacia la sala para observar que la sala donde estaba la doctora Shuster ya estaba desocupada.

—¿Donde se encuentra la doctora Shuster? —le pregunté a una enfermera que iba pasando la cual se detuvo.

—Acaba de terminar su cirugía. La vi hace unos momentos revisando el estado de los demás pacientes.

—Podría llamarla por mi, por favor.

—Por supuesto doctor.

Le agradezci a la enfermera, me marche hacia la recepción para comenzar a examinar todos los expendientes, los gemelos Wang habían atendido varias cirugías leves mientras que la doctora Abby seguía en cirugía por otro lado la cirugía de la doctora Shuster parecía todo un éxito aunque hubo complicaciones.

—¿Vas a reñirme como si tuviese cinco años? —la escuché preguntar mientras se colocaba a mi lado

—Doctora Shuster usted
—le llame con severidad pero guarde silencio cuando la mire, su cuello estaba rojo y cubierto por marcas notorias—¿que le sucedió en el cuello?

—No es nada.

—Son marcas de estrangulacion —lleve mis manos inconsciente a su cuello con la intención de examinar pero ella se alejo, podía notar la incomodidad en su mirada.

—¿Vas a reñirme si o no? Y de ser así que sea rápido que tengo trabajo que atender.

A veces no entendía su actitud, pensaba en algún chiste de su parte con ese toque morbido pero en vez de ello parecía querer alejarse lo antes posible.

—Solo recuerde que soy yo quien autoriza las operaciones, no lo vuelva a hacer sin mi consentimiento.

—De acuerdo—se limito a responder para marcharse nuevamente al área de las camillas de emergencia. Tomé el teléfono de recepción y mirando el botón que marcaba el número directo del director Bell solo volví a colgar, no era el momento para molestarle, aún tenía muchas urgencias que tratar y si ella decía que no era nada le daría el efecto de la duda.

La sala de urgencias se había convertido en un caos con los familiares preocupados por los pacientes, algunos llegaban alterados mientras que otros mantenían la compostura resguardo la esperanza de que todo iba a salir bien pero aún con todo me sorprendió la tranquila de la doctora Shuster al tratar a los pacientes y familiares, incluso aunque el paciente no le era asignado ella iba hasta la camilla y checa a sus estados, se dirigía a casa familiar y los tranquilizaba.

Invidente amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora