Capítulo 18

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Iris

Un debate a muerte es lo que estaba teniendo dentro de mí cabeza, mientras que mi alma descansaba en tranquilidad, mi cuerpo pedía otra ronda más, mientras que mi cabeza me decía sin parar lo imprudente, estúpida y descuidada que era. Mi jefe, me había acostado con mi jefe y aunque no había estado nada mal mi cabeza me recriminaba las consecuencias.
Gabriel me había dicho lo mala que era bebiendo y yo nunca hice caso, había ido con Tony con la promesa de solo comer ese helado de mokka con whisky para así volver a casa tranquilamente y a cambio lo que obtuve fue a mi boca diciendo tonterías y malas decisiones, aunque era muy irresponsable de mi parte el culpar solo el alcohol, debí haber fingido demencia cuando pude y haber escapado pero me deje llevar por el momento, no podía creer que mi superior realmente era un condenado sexy debajo de esa bata sin mencionar que un hombre muy apasionado en la intimidad creo que el muy cara de grinch me mordió, estaba agotada pero al mismo tiempo gozosa.
Solté un largo suspiro mientras miraba el techo de su habitación la última vez que entre a su departamento no preste mucha atención pero ahora miraba a detalle que era un hombre muy mínimalista y ordenado, tan propio de él. Escuche el mullido de vibrisas, el felino salto a la cama para colocarse en medio de ambos, bueno al menos alguien le haría compañía lo que restaba de la noche, me levante con cuidado de no hacer ruido para no despertarlo, al menos tuvo la consideración de lanzar toda mi ropa en un mismo lugar por lo que no tuve que buscar por toda la habitación a ciegas, me vestí con cuidado sin perder la vista de él realmente era alguien de buen dormir, una vez vestida tome el resto de mis cosas y salí de su habitación, me sentía afortunada de que todos los departamentos tuviesen el mismo diseño de esta manera no me perdería y podría salir sin problema alguno para volver a mi departamento.

—¿Donde estabas? —la luz de la sala se encendió, quise gritar debido al pero evite el hacerlo mordiendome los labios, despertar a los vecinos era lo último que necesitaba.

—Pero que susto, ¿que haces despierto papá?

—Mi hija quien colapso en la mañana se marchó y volvió a altas horas de la madrugada, un par de minutos más y llamaba al señor Prince.

—No exageres.

—¿Donde estabas?

—Estoy segura que te haces una idea de lo que estuve haciendo así que creo que no hace falta decir donde estaba.

—¿Fue con Zachary?

No puedo creer que lo pregunte.

—Papá.

—¿Entonces Gabriel?

Que asco que lo mencione

—Papá, ya basta.

—Tu hermano me dijo que le coqueteaste a su empleado, ¿fue con él?

Bueno si pero no. Además no le iba a mencionar que ya tuve ese tipo de acercamientos con el empleado de mi hermano.

—Papá, enserio ya basta, no son cosas que se les pregunte a las  hijas.

—Solo quiero saber quien fue el tipo con el que se enrollo mi hija, ¿esta mal?

—Si, de hecho esas palabras jamás debieron haber salido de tu boca... Además tu también tuviste tus días rebeldes.

Invidente amor ©Where stories live. Discover now