Capítulo 23

1K 106 177
                                    

Iris

Mire a ese hombre de porte firme, con una esencia elegante y con un hablar fino, con ese peinado tan ridículo y ese rostro bonito, quería hacerle un buen moretón en ese rostro bonito.

—Lo detesto tanto.

—Cuidado, del odio al amor solo... Ay, ay, ay, suelta, suelta, suelta Iris
—me pidió Gabriel cuando apreté su pecho, lo solté después de un rato para verlo cubrirse.
—Así que, veo que ambos se siguen odiando.

—Ese americano despreciable, no puedo creer que sea hijo del doctor David, él es un encanto de persona sin embargo su hijo —mire nuevamente a aquel hombre que tanto despreciaba—parece  subido del mismísimo infierno.

—Pues podríamos decir lo mismo de ti, no te pareces en nada a tu familia.

—¿Que tratas de decir?

—Bueno tu hermano es un sobreprotector, tu padre un hombre hogareño y tu madre siempre fue un encanto mientras que tu eres una rarita.

—Nunca me había sentido tan ofendida por que me llamaran rarita
—comente mirándolo.

—Y pensar que ambos eran una linda pareja.

—Callate, de eso no se habla. Un nosotros entre ambos nunca pasó.

—¿Por qué te sientas ofendida? El debería sentirse ofendido después de lo que pasó.

—Gabriel, si no guardas silencio volvere a apretar tu pecho.

—De acuerdo, ya entendí... Pero solo un último comentario —lo mire con advertencia, él se alejo un par de pasos para volver a cubrirse el pecho—de todas las personas con las que has salido y hablo en todos los sentidos, el doctor Cooper fue el mejor, incluso mucho mejor que Dominic.

Gabriel se marchó pero yo volví mi vista al doctor Cooper quien seguía conversando con él equipo con el cual realizaría la cirugía, lo nuestro fue tan extraño yo estaba tan triste por la ausencia de Dominic que como resultado tome una estúpida decisión como siempre, incluso antes de eso no nos habíamos llevado bien pero todo en nuestra relación fue muy armonioso pero me estaba mintiendo a mi misma y tuve que decirle la verdad que solo salía con él por despecho y que nunca habría nada serio, me dolió lastimarlo pero si no decía la verdad ambos íbamos a vivir en una mentira y el hecho de alejarme más de su lado, tal vez fue aquello  lo que más arruinó lo nuestro, si antes estábamos mal ahora estábamos peor.
Pero sabía que él era alguien orgullo que no miraba atrás y por eso no habría reclamos, creo que ahora recordaba lo único que me gustó de él.
Solté un largo suspiro para levantarme de mi lugar, creo que yo era la única rencorosa

—¡Iris! ¡Iris! —grito Cass sin parar mientras se acercaba a mi lado saltando—. ¿Me lees un libro?

—¿Hoy tendrás sesión de quimioterapia? —le pregunté a la pequeña mientras la tomaba entre mis brazos—¿Que libro quieres que te lea?

—Es nuevo, mamá me lo compró—dijo mostrándome la portada.

—La pequeña flor solitaria—lei el título mientras miraba la colorida portada donde había una pequeña Margarita en medio.—¿No quieres que te lea otro libro?

Invidente amor ©Where stories live. Discover now