Capítulo 10

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—¡Mamá! —gritaba Gary corriendo al cuarto de su madre—. ¡Mamá! ¡Algo le ocurre a Gray! —La  joven se incorporó de un salto. Siguió al niño donde su hermano—. Mira...

El niño temblaba de frío, chirriaba los dientes. La joven lo destapó, buscando algún indicio de su malestar.
Fue cuando tocó la almohada y su mano se cubrió de sangre.

—¡Oh Dios! —exclamó cargándolo—. ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! —salió a los túneles. Los vecinos se asomaron—. ¡Mi hijo se desangra! ¡Por favor!

Un galeno fue a ella con un maletín viejo. Sacó una placa después de colocarle una pequeña ventosa en el pecho. La placa le mostró el ritmo cardíaco.

—Está débil. ¿Qué le pasó?

—No lo sé —lloraba desesperada—. Mi otro hijo... me llamó diciendo que algo le pasaba... y tenía la cabeza abierta...

—Pero, ¿eso no le pasó ya a uno, Elizabeth? —dudó mirando al otro—. A ti...

La cabeza de Gary daba vueltas

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La cabeza de Gary daba vueltas.
Sentía como si lo hubieran golpeado con una enorme viga en medio del pecho. Trataba de respirar, se le dificultaba al principio, hasta que se normalizó por completo.

Movió sus ojos hacia un costado. Vio a su hermano, porque ése era su hermano. Lo reconocía perfectamente.
Gray estaba echado en un viejo sillón, al otro extremo de la tienda. Trató de sentarse, le dolía la clavícula izquierda, al revisarse vio vendas en la zona del dolor. La nuca le ardía, al tocar percibió gasas puestas con —lo que supuso por su textura— cinta aisladora; rió leve.
Ya recordaba cómo llegó eso ahí; el disparo de Itha con el arma de Xenón que por poco lo mató. Casi perdió la cabeza a manos de sus subordinados y por supuesto, la voz de Gamma... esa dulce voz que tanto le gustaba oír.

«Esto tiene que acabar, Alpha. Tiene que acabar...»

Podía recordar a su madre mucho más claramente. Su voz, su rostro, sus chistes y cuando se enojaba con los gemelos por alguna travesura.
Recordaba el día que Gray y él se separaron, que le hizo prometer que no importara qué le pasara, no debía dejar que lo atraparan. Ahora conocía el origen de la marca en medio del pecho, producto de la bala que lo detuvo aquella tarde: la bala de Pentagon 056, el entonces Alpha 236.
Vio bostezar a Gray y desperezarse. Sonrió al notar que Gary también estaba despierto, le faltaba dar un brinco y correr hacia su gemelo para llenarlo de besos y abrazos... diciéndole cuanta falta le había hecho durante doce malditos años. Se miraron uno al otro, reconociéndose entre ellos; los años pasaron para ambos, y entre ambos encontraron cambios, grandes cambios.

Gary quiso decir algo, mas no pudo. Tenía un nudo en la garganta, los nervios lo traicionaban por primera vez en años. Temía ser rechazado, temía que su propia sangre lo rechazara.
¿Por qué Garrett Dunn pensaba que Grayson Dunn iba a rechazarlo? Sigue siendo un misterio, pero así se sentía.

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora