Capítulo 12

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—Para muchos, su nombre era Pentagon 056 —decía Levi en la mañana, cuando los primeros rayos de luz aparecieron entre las oscuras nubes—. Para mí, era mi hermano Lemuel: el hermano menor que protegí de cualquier mal y enemigo durante las cacerías... Me instó a buscar niños fugitivos de Hiringger —sollozó—. De no ser por él... ninguno de ustedes estaría aquí, haciendo una ronda para hacerle los últimos honores. Quien sea que esté sobre nuestras cabezas, que lo reciba entre sus brazos y... se compadezca de los que aún tratamos de sobrevivir.

Seis personas cargaron el cuerpo de Pentagon hacia un pozo hecho en las afueras de su refugio, entre ellos; Gary y Levi. Iban a ambos lados del improvisado féretro de metales retorcidos, lo sujetaban por sogas para poder llevarlo.
Lo único que podía oírse en semejante desolación, era el llanto desconsolado de Dunn. Landstrom lo miraba con gran lástima, porque así como él fue un padre para Gray, también debió de serlo Lemuel —Pentagon—, para Gary.

El joven Dunn observaba como enterraban a su entrenador. La experiencia del dolor de perder a alguien era meramente nueva para el muchacho que apenas y con mucho trabajo le costaba mantener el ritmo de su respiración. Sentía que su entorno oscurecía, que no había más que odio; ese mismo del que se alimentó durante años con las cacerías y las pruebas de resistencia de todo tipo. Lemuel había mantenido a raya esos sentimientos con paciencia, con dedicación y sensibilidad.
Eso mismo que a Pentagon le devolvió cuando lo azotó aquella vez frente a todos en el Criadero
No contuvo una rabieta de injusticia, un llanto impotente, tampoco echar a correr por los Páramos.

—¡Garrett! —llamó Levi yendo tras él.

Por mucho que Levi lo llamó, Dunn no se detuvo ni siquiera a ver por dónde iba. Landstrom conocía a la perfección, cual baqueano modificado, cada piedrecita y grano de tierra en el terreno. Cada milímetro escondía una trampa mortal y el líder de Los Páramos se vio en la obligación de estudiar y memorizarlos para evitar una posible tragedia.
Una simple piedrecita podía significar enterrarse a sí mismo sin necesidad de una ceremonia previa o premeditación de asesinato. Si eso significaba para un hombre simple, imagínense para un modificado como Garrett Dunn.
Cegado por el dolor, el joven no vio el camino que seguía; tropezó con la dichosa piedrecita y cayó por un hueco sin tapar. Con todo el peso de su cuerpo, chocó contra los resecos pisos de abandonados acueductos que mantuvo vivos a tantos refugiados bajo tierra.

Tantos como él, tantos como Gray; como Falín y Falen, como Segundo y Tercero.

El costado del pesado cuerpo de Gary habia sido su 'colchón' que amortiguó su caída. Se quejó de dolor por el golpe en las costillas que, a pesar de ser bastante robusto, le complicaron un poco el ponerse de pie nuevamente.

—¡Garrett! —gritó Levi en la superficie. Vio a “
Dunn levantarse—. ¡¿Estás bien?!

—¿Levi? —Alzó la cabeza para mirarlo—. ¡Estoy bien! Demonios...

Sabía que le dolería por varios días, aún más que cuando era un Nhereo, nada que un buen descanso no arreglara. Así se le pasaba estando en el Criadero, que lo hiciera en los Páramos no hacía diferencia alguna.

—¡Voy a bajar a ayudarte! —siguió el hombre.

Gary lo ignoró a pesar de haberlo escuchado; estaba ocupado echando un vistazo a su entorno: los pasos que daba —sujetándose las costillas por el dolor— liberaban un eco tétrico. Casi al fondo vio luces chispeantes de instalaciones eléctricas que de seguro fallaron o entraron en cortocircuito. Distinguió manchas de sangre por las paredes metálicas, sangre que se mantenía tibia según su tacto.
Frunció el ceño al ver una sombra moviéndose ligera. Olía a cadáver en avanzada descomposición, tanto que miró a su alrededor para asegurarse de que no hubiera uno cerca.

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora