Capítulo 18

11 3 0
                                    

—¿Qué haces, John?

—Terminando nuestro proyecto, Joanne.

—Pero... ¿qué es ESO? —Señaló el líquido plata que inyectó apenas una gotita con ayuda de un microscopio electrónico holográfico—. Sé que son óvulos y espermatozoides...

—Los óvulos son humanos —explicó señalando en la pantalla—, los espermatozoides son artificiales, pequeña —sonrió.

—¿Cómo los hiciste? —se mostraba sorprendida en verdad.

—Cambié su material por genenanos. —Se cruzó de brazos sobre la bata blanca que llevaba mientras observaban cómo el espermatozoide fecundaba al óvulo en un tubo de ensayo—. El primer ser humano biónico programable.

—¿«Programable»? —Frunció el ceño—. ¿Para qué?

—Para producir lo que se necesite biológicamente —sonrió aún más—: tejidos vivos, plasma, médula y hasta órganos que vuelve a generarse. —Vio el terror en Joanne—. ¿Qué? ¿Qué pasa?

—Harás nacer un niño para cubrir las necesidades biológicas de un ser humano.

—No es un niño del todo —rió—. Es como diseñar un muñeco y le quitas las partes que necesitas para otro muñeco.

—Sigue siendo no ético —protestó—. ¿Crees que ése niño no tiene derecho a una vida normal? ¿A jugar y a crecer como cualquier otro?

—Joanne, no exageres. Esto no es la primera vez que se hace.

—Por alguna razón dejó de hacerse.

«Por alguna razón dejó de hacerse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«Por alguna razón dejó de hacerse...»

La mente de John divagaba otra vez...
Pero sus ojos seguían clavados en el cartel de «Intruso I» que ahora figuraba como sin señal. Apretó la mandíbula e hizo sonar los nudillos tras quitarse el monóculo digital y alejarse de la pantalla un poco. Se frotó los ojos y suspiró viéndose las manos que de a poco avejentaba de nuevo. Los tatuajes volvían a arrugarse.
Se incorporó y salió de la oficina hacia su habitación. Hurgó entre sus muchas cosas bajo la cama, sacó una caja con identificador de huella digital, pasó un dedo y dio un suave 'click' antes de hacerse a un lado la cubierta.

Tecleó algo en una pantalla pequeña, enviando un archivo a su placa. Abrió aquello: se trataba de informes de evolución de los embriones N-12, los únicos que arrojaron el resultado esperado. La perfecta sincronización con la tecnología. Sacó también de la caja, un recorte muy viejo de periódico en el que un científico  animaba a genetistas a fusionar al humano con ello.

El día que leyó ése artículo, su vida dio un giro en 180 grados. Lo había propuesto un muy reconocido científico que admiró desde su niñez hasta la adultez: Dwayne Simmons de Alta California, en 2046. Mucho después de que se descubriera un modo de deshacerse de los defectos genéticos de raíz.
Inspirado por el artículo en que Simmons animó a los genetistas a mezclar humanos con computadoras a fin de estar a la par de las Inteligencias Artificiales, fue que John comenzó su propio experimento; la meta propuesta. Intentó con pequeños roedores y consiguió resultados medios ya que algunos morían sin motivo explicable. Siguió experimentando a escondidas de sus padres en el laboratorio familiar, haciendo uso de embriones y espermatozoides modificados; los resultados eran peores, y fue descubierto por Mayer.
Su padre quemó los proyectos escritos y vació su cuarto de todo lo que pudiera utilizar para almacenar ideas nuevas —incluyendo la computadora—, excepto de muebles y prendas. Agradecía que todavía conservaba la bombilla de luz.

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora