Capítulo 15

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La noche cayó aprisa en los Páramos.
Sparagon tenía sus orejas en alto, girando la cabeza hacia todos lados, en busca de algún intruso qué devorar, sobre todo roedores molestos. Porque si había algo que sobraba en la misma nada, eran esos detestables roedores.
Los jóvenes parámicos comían como si se tratara del último día de sus vidas. Sólo podían servirse dos porciones pequeñas cada uno, los Dunn charlaban animados bajo la mirada atenta, dubitativa y planeadora de Levi Landstrom.

Debía encontrar la manera de sincronizarlos, de que fueran literalmente uno los dos sin provocar el desequilibrio gravitatorio causado en el anterior sitio. Llegaba a preguntarse para qué demonios le serviría sincronizarlos. ¿Qué lograría haciendo eso?

Sparagon bufó y el líder desvió sus ojos hacia la compuerta.

«Debe haber una maldita forma de protegerlos a ambos, de que no padezcan por las heridas o mueran a causa de ellas —pensaba distraído en un punto inútil—. ¡Debe haber una maldita forma!»

Dio las gracias por la comida servida y se retiró a la tienda. Esa tarde le había quitado el brazalete real de Pentagon, reemplazándolo con el suyo a Gary Dunn mientras peleaban. Lo tenía en sus manos, quería saber porqué exactamente había sacrificado su vida al cruzar los límites del Criadero.

Eso se preguntaba mientras armaba una precaria conexión del objeto a su tableta. Los cables finos y descubiertos en parte lo dejaron acceder a la información del brazalete. Encontró los mismos archivos que él tenía, videos de las pruebas realizadas por Joanne y John Hiringger.
Para no llamar la atención, enlazó el audio de la tableta a su aún funcionando oído biónico. Porque todo aquel que pasara por las manos de John Hiringger acababa modificado, tanto en lo corporal como en lo artificial.

Escuchó con atención las grabaciones.
Era información realmente importante, directo del servidor principal de Amobia, información que les decía que el tiempo les jugaría en contra muy pronto a los sobrevivientes ordinarios de la Tierra.

Los ojos de Landstrom iban de un lado al otro en la pantalla, viendo los distintos videos que guardaba dicho dispositivo. Leía los archivos de cifras, mapeos satelitales a los que Hiringger accedió después de derrocar a los Estados Unidos de América; los arsenales balísticos, militares y de mayor peligrosidad tomado de China, Arabia Saudita, Brasil y Rusia misma. Leyó con mayor atención los datos que Hiringger brindaba sobre los números poblacionales completos, sus nombres, sus reasignaciones dentro los Criaderos alrededor del mundo. Los informes de las semillas transgénicas, los proyectos en línea del N-10 y los N-11, perdidos de vista hasta hacía unos años; allí se exhibían sus avances y defectos a mejorar. Los números de clones... todos serían iguales a Garrett según las imágenes adjuntas. Se rascó la barbilla con nerviosismo.

Y en uno de los últimos videos fue que la vio. En esa filmación él sonrió atontado y unas lagrimillas bajaron por sus mejillas. Suspiró y siguió atendiendo a lo que Joanne explicaba.

Joanne Hiringger, disfrazada de Elizabeth Dunn comentaba acerca de los gemelos implantados cuando éstos tenían cuatro meses de edad. Posiblemente ella le daría a Levi la clave para salvarlos, mantenerlos intactos.

Los niños tienen un sistema genenanotecnológico llamado Genenano de Memoria Bio-Necrótica —explicaba—. Es un genenano basado en la Teoría de Igualación Gemelar: lo que siente un gemelo, el otro también; lo que un gemelo tiene, su copia igual... y eso incluye toda clase de herida. Cualquier golpe, corte... es mortal para ellos. Intenté de mil maneras anular ese sistema dentro de los niños, pero resultó imposible. No hay forma de deshacerse de ello, está en su esencia. Sólo pude extenderles el tiempo de regeneración mediante el uso del GMBN a doce horas. Me cercioré de que funcionara, y les borré todo recuerdo de eso por si... por si acaso alguno de ellos llegara a manos de mi hermano. Él recreó lo que Simmons tanto soñó: creó humanos con base algorítmicas en vez de ADN. Mis hijos, Gary y Gray, son auténticas máquinas humanas. Yo me equivoqué... le di lo que le faltaba. Yo los hice humanos cuando los implanté en mí —quebró—. Puse el arma en sus manos.

NHEREOS: Nacer para Sobrevivir © [NHEREOS #1] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora