III: Inesperado

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—A-Ah, no, espera —le pidió cerrando los ojos.

—¿Por qué no, amor? —le preguntó confundido, sobre ella—. ¿No viniste a esto?

Charlize negó con la cabeza, sin querer abrir los ojos.

—T-Tú querías verme, por eso vine... N-No pensé q-que querrías hacer esto.

—Somos novios, los novios tienen sexo, hacen el amor. Y yo quiero hacerlo contigo, Charie.

—Es muy pronto, no quiero —le dijo intentando quitárselo de encima.

Pero él ni se inmutó.

—¿Pronto? —preguntó sonriendo, casi con cinismo—. ¿Cuánto llevamos de relación? ¿Cuatro meses? ¿Y te parece pronto?

—Dos meses, Sebastien —le dijo abriendo los ojos, para verlo afligida—. ¿Ni siquiera lo sabes?

—¿Sólo dos? Es que contigo el tiempo pasa volando, mi amor —sonrió antes de volver a besarla.

***

Miró la pared, sintiéndose mal consigo misma. Al final, había terminado por ceder a estar con él, al insistirle... Y no se sentía bien.

Él la estaba abrazando por la cintura, pegado a su espalda, durmiendo plácidamente. Había sido su primera vez, y sentía... Qué Sebastien no había sido el indicado.

Aún tenía sus dudas sobre él. Especialmente ese gorro ¿Por qué jamás se lo quitaba?

Tomó suavemente sus manos, y las quitó de su vientre, para poder levantarse y salir de la cama, escuchándolo murmurar algo inentendible.

Tomó su ropa, y se quejó en un tono bajo al ponerse de pie. Ardía un poco su intimidad, pero estaba lo suficientemente bien, como irse de allí.

No se sentía cómoda en su departamento.

Fue al baño, mirando con cierto desagrado la mugre que había allí. Ropa sucia, suelo y azulejos sucios... Jeringas, que terminaban por confirmar sus sospechas.

Se apresuró a cambiarse, teniendo en mente que lo primero que haría al llegar a su hogar, era bañarse, y cuando salió, se encontró con Sebastien del otro lado de la puerta, desnudo, mirándola confundido.

—Cariño ¿A dónde vas? Ven, vamos a la cama.

—Debo volver a mi casa.

—Pero es muy tarde, mañana te llevo temprano, ven amor —sonrió tomándola de la mano.

—En serio quiero ir a mi casa —le dijo en un tono bajo.

Él sonrió y la tomó del rostro, antes de besarla.

—¿No te gusta estar conmigo?

—S-Sí, pero m-me quiero ir a mi casa, quiero bañarme, y cambiarme de ropa.

—Ah, eso. Pues usa la ducha, amor, no me molesta. Y puedo buscarte una camiseta mía para que te pongas si quieres.

—No, me quiero ir a mi casa —le dijo mirando hacia abajo.

—Charie, cariño, es muy tarde, vamos a la cama —pronunció ajustando su agarre, llevándola hacia donde le había dicho.

Intentó liberarse de él, pero Sebastien sin cuidado alguno, la arrojó a la cama y se subió sobre ella, sonriendo.

—Quiero pasar la noche contigo, tenerte en mis brazos, mi amor —le dijo acariciando sus mejillas, antes de tomarla del rostro—. ¿Puedes entender eso?

—E-Está bien —le dijo con miedo.

—Cuanto te amo, preciosa —murmuró bajando a sus labios, besándola.

***

Estaba segura que tenía más dinero en su billetera, pero por alguna extraña razón, no estaba todo allí. Fue hacia la sala, que estaba separada de la "habitación" de Sebastien por una pared fina de madera, y se encontró con el azabache fumando, sentando en su viejo sillón.

Y eso que tenía, no era un cigarrillo.

—Oh cariño, ya despertaste —sonrió mirándola—. Te ves hermosa.

Ella asintió con la cabeza, y se dirigió hacia la puerta, sin dejar de mirarlo.

—Me iré a mi c-casa.

—Espera, amor, me termino éste y te acompaño.

Él estaba sólo en boxer, y Charlize negó con la cabeza.

—Está bien, me voy sola —le dijo abriendo la puerta.

—Ey ¿Te irás sin saludarme? ¿Qué te pasa?

Cerró los ojos por un momento, y se acercó con pasos temblorosos, antes de inclinarse hacia él y darle un beso corto. Pero para Bastien eso no era suficiente.

La tomó del rostro y apretó sus mejillas, haciéndola abrir la boca, besándola a gusto. Charlize lo separó de ella, estremeciéndose.

—A-Adiós.

—Adiós, amor.

...

Sin míOnde as histórias ganham vida. Descobre agora