XLIII: Decepción

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—¿Qué tienes?

—No lo sé, siento como un malestar en general —le dijo sintiendo su estómago revuelto—. Tengo náuseas.

—¿Te habrá hecho mal la cena?

—Mm, tal vez —pronunció insegura.

Sebastien se acercó a ella y le dio un beso en los labios, suave.

—Ve a la cama, Charie, yo me encargo de todo hoy.

—Gracias, grandote —sonrió suavemente, antes de volver a su habitación y acostarse en la cama.

Lo único que tenía, era sueño, mucho sueño.

—Pa ¿Y mamá? —preguntó confundida Giselle, al ir a la cocina y no ver a su madre.

—Mamá hoy no se siente muy bien, hija, así que hoy haremos las cosas nosotros —sonrió.

—¿Y si le llevamos el desayuno a la cama? —propuso sonriendo.

***

Una semana después

—Estamos embarazados.

—Que no es un bebé, amor, he estado menstruando.

—Pero tu aroma ha cambiado, es un bebé.

—Ay Sebastien, que terco eres —suspiró.

—Háztelo, no perdemos nada.

—Pesado, eso eres —le dijo tomando el test de embarazo que el muchacho había comprado.

Sebastien sonrió y se metió al baño con ella, sentándose a su lado en un banquito.

—Debo orinar.

—Charie, después de todo lo que hemos hecho, no puedes decirme eso. Te metes al baño mientras yo me ducho a hacer tus cosas, y a mí no me molesta.

Charlize rodó los ojos y siguió las instrucciones, mientras Sebastien le sostenía la prueba.

—Yo lo hago —le dijo emocionado, mojando un poquito la tirilla del test en la orina—. ¿Ahora debemos esperar?

—Ajá, debemos esperar unos min-

—¡Son dos! —exclamó riendo, interrumpiéndola.

—¿Q-Qué?

—Que estás súper embarazada, mi amor —rio dándole besos cortos en los labios.

—¿C-Cómo que embarazada? —le dijo aturdida, quitándole el test.

Y ahí estaban, dos rayas bien marcadas rojas. ¡Ni siquiera habían pasado los cinco minutos de espera! Y ¿Embarazada? ¡Si se habían cuidado!

—Mi amor.

—N-No puedo creerlo.

—Ow mi amor —sonrió con ternura, abrazándola, dándole suaves besos en la mejilla—. Ya está mi amor, el bebé llegó un poquito antes, pero habíamos quedado que lo buscaríamos para éste año.

—Sebastien, estamos en febrero ¡Recién comienza el año!

—Te amo —le dijo repartiendo suaves besos, hasta llegar a su boca—. Dime qué me amas.

—No —le dijo molesta, dejándose besar por él.

—Charie.

Respiró profundo y luego lo miró a los ojos.

—Te amo.

***

Una semana después

Luego de ir a la ginecóloga, y que Charlize le explicara su situación, ella y Sebastien se encontraban en la sala de espera del hospital, a que le tocara el turno a la castaña para su ecografía.

Era la única forma que tenían de conocer el tiempo gestacional en el que se encontraba.

—¿Sigues enojada conmigo?

—No estoy enojada contigo, pero quería esperar un poco más.

—Perdón.

—Seba, no es momento de hablar de esto ahora.

—Siento... Cómo cuando te enteraste que estabas embarazada de Gisse. Estás distante, molesta, triste —pronunció bajo.

—Sólo no lo esperaba, Sebastien. Llevabamos cuatro meses de relación, no quería quedar embarazada tan pronto. Y tienes razón, fue como la historia de Giselle, me embarazaste ahí no más de empezar nuestro noviazgo.

Él soltó la mano que estaba sosteniendo de ella, y miró hacia abajo.

—Lo lamento. Y... No debemos hacer esto, sabes.

—No sé a qué te refieres.

—No quieres ser madre, y no quiero que te sientas presionada a hacerlo, a llevar adelante el embarazo.

—Sebastien, el bebé ya está.

Él asintió con la cabeza, y perdió toda la emoción que tenía desde hacía una semana... Una vez más le había arruinado la vida.

Escucharon el nombre de Charlize, y el muchacho se quedó en su lugar.

—¿No vas a venir?

—No, prefiero quedarme aquí.

—Pero tú querías verlo.

Negó con la cabeza.

—Ve.

—De acuerdo —le dijo antes de entrar.

No había podido asistir nunca a una de las ecografía de Giselle, ya que en ese tiempo se la pasaba drogado o alcoholizado, y luego Charlize se había ido.

Iba a ser la primera vez que vería un bebé de ese modo, pero ya no quería hacerlo.

Esperó unos veinte minutos a qué la castaña saliera, y al ver el rostro de ella, más arrepentido se sintió.

—¿Entonces?

—S-Son dos —pronunció con un nudo en la garganta.

—Ay Charie, yo-

—No quiero hablar ahora ¿Sí? Sólo quiero ir a casa.

...

Sin míWhere stories live. Discover now