XXXVI

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Entró a la habitación, con dos tazones de helado, y sonrió al ver la ropa interior de ella.

—¿Ésta noche la temática es lencería de abuela? —preguntó divertido.

—Nop, pero me gusta. Ya te dije que no me visto para ti.

—Sigues histérica, gatita —sonrió sentándose en la cama, dándole el tazón de ella.

Charlize tomó la cuchara, y comió un poco de helado de fresa, mirando un punto fijo de la habitación, comiendo en silencio.

—¿En qué piensas? —le preguntó curioso, junto a ella en la cama.

—En que mis pechos son muy pequeños —pronunció sin mirarlo, tomando helado de chocolate—. Y me gustaría operarme.

—¿Por qué crees que son pequeños? Para mí son perfectos.

—Son muy pequeños, Sebastien.

—En serio creo que son perfectos —sonrió—. Van acorde a tu cuerpo.

—No, me gustarían pechos más grandes, para poder lucir un bonito escote.

—Para mí ya son perfectos así, pero es tu cuerpo, y si no te sientes segura, está bien.

—Antes de mí, estuviste con otras mujeres ¿Me dirás que no te gustan los pechos grandes?

—No, porque también me parecen bonitos, pero no por eso, creería que una mujer con pechos pequeños es fea. A mí me gustan los tuyos, son tiernos —sonrió.

Ella rodó los ojos, y continuó comiendo helado.

—Ven, siéntate aquí conmigo.

Le sostuvo el tazón, y ella se sentó entre los muslos de él. Sebastien le dio el tazón, y luego la abrazó con ambos brazos, apoyando su mentón en uno de los hombros de ella.

—¿Te sientes insegura conmigo?

—A veces.

—¿Por qué?

—Soy muy delgada.

—¿Y qué con eso?

—Que no caliento ni a un ciego con este cuerpo, porque si se tiene que guiar del tacto, pierdo por goleada.

Río bajo y le besó el cuello.

—Charie ¿Cómo puedes decir eso después de estas noches?

—Es la verdad.

—¿A mí no me calientas? —le preguntó pasando sus manos por el cuerpo de ella, por su vientre.

—No lo sé.

—¿Ah no? —sonrió deslizando una de sus manos hacia abajo, metiéndola dentro de aquel calzón tiro alto, que parecía de abuela.

—N-No.

—Estás muy mentirosa —ronroneó contra su oreja, acariciado sus labios de arriba a bajo—. Tú sólo quieres atención, que yo esté todo el día demostrándote cuánto te deseo.

Ella jadeó bajo, y cerró los ojos, apoyándose contra el cuerpo de él, dejando el tazón de helado sobre la cama.

—Y no podemos hacerlo, gatita.

—¿Por qué? —gimió, al sentir que hundía sus dedos en ella, penetrándola.

Besó su cuello, acelerando la respiración en ella, lamiéndolo suavemente de arriba a bajo.

—Prometí no volver a caer en los vicios, y tú parece que quieres ser uno nuevo —gruñó contra su oído, moviendo lentamente sus dedos, sintiendo como ella se mojaba.

Charlize levantó la cabeza, y buscó los labios de él, para que la besara, deseosa de él, de su boca, de sus manos, su cuerpo, todo.

Y Sebastien la besó, llevando su mano libre a uno de sus pechos, bajando el brasier para poder apretar uno de sus pezones, y masajear suavemente su pecho.

Sí, él tenía razón, le encantaba cuando la sometía en la cama, y hacía lo que quisiera con su cuerpo.

***

La observó dormir, y le acomodó un mechón de cabello, corriéndolo de su rostro. Sabía que ella sólo estaba buscando sexo, nada más, se lo había aclarado desde un comienzo.

Pero era difícil tener eso en mente cuando llevaban una semana durmiendo juntos, cuando el sexo se sentía tan especial. Cuando compartían tantas cosas juntos.

Y Sebastien tenía miedo de volver a salir herido. Ella podía ser tan bonita como cruel cuando se lo proponía.

—Sebastien —se quejó con los ojos cerrados.

—¿Qué pasa?

—Tengo frío, abrázame.

Él volvió a acomodarse detrás de ella, y la rodeó con sus brazos y piernas, pegándola a su cuerpo. Charlize se acurrucó contra él, y abrazó uno de los brazos de Sebastien, aferrándose a él.

Eso era otra cosa que ella quería todos los días también, que la abrazara para dormir.

...

Me pidieron un último capítulo con contenido +18, aquí está uwu 🔥♥️

Sin míWhere stories live. Discover now