f i n a l

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Como un hábito, seguiré buscando tu mano que ya no esta aquí❞

Retiró su camisa blanca con desespero dejándola caer sobre el suelo mientras Mark se mantenía ansioso a su lado, admirándole expectante. Se dio el lujo de observar la escena a detalle, atreviéndose a acariciar su cintura con suavidad, decidido a aprovechar aquel tiempo lo más que le fuera posible con el extraño temor en su pecho a que se desvaneciese de un momento a otro.

—Estás aquí...—aquel susurro salió de él con fascinación, sonando más como una duda que como una afirmación.

Cuando sonríes todo brilla, pero por alguna razón siento que estas mintiendo.

Frente a él, Donghyuck río con obviedad y posó sus brazos sobre los hombros de Mark en busca de sus labios, descansando sus dedos sobre los cabellos oscuros de su nuca.

El corazón del mayor latió fuertemente ante aquel contacto. La situación de por sí era inesperada y ninguno de los dos parece entender cuando Mark lo detiene por un momento para rodearlo en un abrazo desde la cintura y aferrarlo a su pecho, soltando un pequeño sonido de satisfacción al poder sentir las hebras de su cabello chocar contra su nariz.

Peligrosamente eres bello,
lentamente viniste a mí,
eres mi dilema.

Cuando no ha sido correspondido de la forma en que quisiese, levanta la mirada para intentar descifrar lo que aquel silencio quiere decir pero solo se encuentra con su rostro, que se mantiene inexpresivo.

Lo admira a detalle aún así y tal como muchas otra veces, se arrepiente de no haberlo hecho tanto como quiso. Busca su mirada, aquel par de ojos de ojos brillantes que le traen devuelta la misma sensación de cuando se conocieron por primera vez.

...no había sentimiento alguno en ellos.

Mark se acerca a su mejilla, besando la suave piel con dulce afecto. Lo ve cerrar los ojos y puede sentirlo tocar los lunares de su piel como si los recordase de memoria.

Las luces anaranjadas del atardecer en aquella habitación de hotel cercana a la playa se cuelan en la habitación y resplandecen sobre ambos. Donghyuck acaricia primero el lunar en su clavícula; sigue por el de su hombro, continúa por el de su pecho y termina con el de su cadera que desencadena en quitar su prenda superior del camino.

Su camiseta blanca de dormir cae sobre el suelo y puede escucharlo respirar pesadamente, jura que lo siente y es incorrecto desearlo de esa forma, con tanto anhelo.

A pesar de saber que Donghyuck ya lo ha dejado atrás pero que Mark parece ser el único consciente de ello ahora. Desea tanto volver a decir que es suyo, volver a sentir que es así.

Se encontró a sí mismo enfocado en la tarea de dejar besos en su cuello y aunque admitía que le gustaba, comenzaba a desesperarlo. Mark eleva las caderas del menor con ambas manos presionando la tersa piel entre sus dedos quitándolo de sobre su regazo para dejarlo sobre la cama.

Sus labios se encuentran una y otra vez en el proceso, siendo cada vez más subido de tono e incapaces de mantenerse alejados. Mark quiere abarcarlos por completo y no se abstiene a tomar con delicadeza el inferior entre sus dientes.

Juega con los latidos de su corazón.

El pelinegro sale de la ensoñación ante los besos y caricias del menor, bajando hasta su pecho para dejar suaves mordidas ahí que hacen al castaño fruncir el ceño de placer. Donghyuck se remueve y una de sus piernas roza aquella zona sensible que hace a Mark gruñir.

━My baby don't like it.Where stories live. Discover now